Está en nuestras manos, por Indira Huilca


Nuevamente el paro total de transportistas, realizado este 10 de abril, ha puesto en evidencia que para una creciente mayoría de peruanos y familias trabajadoras el problema de la criminalidad que asola al país no tiene su origen, principalmente, en las deficiencias operativas o de recursos en la gestión del Estado, ni tampoco se resuelve con las modificaciones legales que apuntan a la demagogia penal aprobadas por el Congreso. 

Durante el paro, además de la gran la cantidad de unidades y rutas que se sumaron a la protesta, lo que se hizo sentir con contundencia fueron las voces de choferes y cobradores quienes, en su ruta hacia el Congreso de la República, señalaron con mucha claridad la responsabilidad del Gobierno y el Parlamento en el agravamiento del problema. Y es que no se trata de un problema de eficacia, se trata de nula voluntad, de desprecio ante las muertes y de una activa complicidad con la criminalidad. 

Que Boluarte se atreva a sostener, sin sonrojarse, que no es responsabilidad suya resolver un “problema que tiene 30 o 40 años” o que los congresistas pidan a los choferes que usen láminas antibalas y, al mismo tiempo, los acusen de hacer “mucha bulla” con sus paros, como hicieron José Cueto y Alejandro Aguinaga, es un mensaje claro. No estamos solo frente a un gobierno deficiente o corrupto. El régimen ha decidido usar el poder de forma tiránica sin distinción. No importa si se trata de las víctimas de la extorsión y el sicariato en Lima o de los niños intoxicados por el programa Qali Warma. 

Hoy nos encontramos ante el ejercicio abusivo y autoritario del poder por parte de un grupo pequeño, camuflado dentro de estructuras institucionales que han dejado de ser democráticas, y son manipuladas para eliminar contrapesos, silenciar opositores y perpetuar el control del Estado para beneficio propio.

Por eso, la respuesta de los sectores preocupados por la situación democrática del país no puede seguir siendo la de pedirle peras al olmo. Universidades, colegios profesionales, incluso partidos políticos están en deuda. O se denuncia con firmeza a estos aprendices de tiranos como lo hacen hoy los trabajadores del transporte público o en un año acudiremos a las urnas únicamente para convalidar una farsa. Está en nuestras manos. 

Indira Huilca

Causa Superior

Socióloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Nací en Lima, en La Victoria, en 1988. Excongresista de la República. Fui Presidenta de la Comisión de la Mujer y Familia. Exregidora de la Municipalidad de Lima. Soy militante de izquierda y feminista.