Esa encuesta no me gusta, por Mirko Lauer

Una defensa frecuente es la sorpresa practicada por Dina Boluarte. Cosas de tipo ¿Cómo puedo tener ese 95% de desaprobación cuando en las visitas a mi amado pueblo todos me sonríen? 

“Me gustaría saber cuál es el método que usan”, dice el ministro de Justicia para referirse a las encuestadoras. ¿Cuántos métodos conoce? Parece que a este funcionario público no le entra en la cabeza que existe algo llamado el método estadístico. No se sabe si Eduardo Arana lo conoce, pero en todo caso no confía en él cuando las cifras que le tocan son bajas.

Los políticos han aprendido a defenderse de la impopularidad. “No gobierno para las encuestas”, “a mí nunca me han entrevistado”, “son encuestas sesgadas” son algunas de las frases disponibles para disimular que uno está haciendo un mal trabajo. Son las frases más sobrias, pero también se dan respuestas de fantasía.

Una defensa frecuente es la sorpresa practicada por Dina Boluarte. Cosas de tipo ¿cómo puedo tener ese 95% de desaprobación cuando en las visitas a mi amado pueblo todos me sonríen? Algo así como que a más estadísticas críticas, más dulces sentimientos naturales desde el poder, y que la democracia no es una lección aritmética (puede serlo).

El método estadístico de las encuestas puede equivocarse, pero eso tiene un límite, expresado en la presentación del margen de error en el sondeo. Boluarte puede tener seis, siete u ocho de aprobación en lugar de cinco; pero no 20, 30 o 40, mal que le pese a Arana. Lo mismo vale para el desprestigiado Congreso y su elenco.

Pero debemos decir que si bien los diversos métodos para realizar encuestas son racionales y falibles en pequeño grado, lo que puede ser irracional, y en alto grado, es la opinión del respetable público. De modo que la verdadera pregunta no es ¿cuál es el método? Las preguntas son más bien ¿por qué no nos quieren?, ¿deberían querernos?

El afecto del público es un misterio. Alejandro Toledo pasó su gobierno con una aprobación que bordeaba el dígito único. Algunas semanas antes de irse, su aprobación saltó a más o menos 30%. ¿Hizo algo especial? No. Solo anunció que ya se iba. Ya antes había dicho: “Las encuestas no llegan a los rincones a los que yo llego”.

¿Por qué recién ahora ha comenzado el boluartismo a encresparse por la baja aprobación? Todos quieren una tajada de la torta electoral. Tan desaprobados como están, no van a conseguir mucho en esa pastelería.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).