Uchuraccay, la gran interrogante

Más de 40 años han transcurrido desde que 8 periodistas y su guía perdieran la vida en ese paraje ayacuchano.

¿Por qué el periodismo vuelve una y otra vez a recordar la masacre de Uchuraccay en la que perdieron la vida de manera salvaje los 8 periodistas, el guía y un comunero de la zona?

Han pasado 42 años de la tragedia y las preguntas siguen vigentes y las respuestas nunca terminaron de llenar los vacíos. Posiblemente sea la zona gris la que nos devuelve a esos días inciertos, en los que la profesión de periodista era letal y el ejercicio cotidiano, un albur en medio de los atentados, apagones y más violencia.

Las alturas de Uchuraccay seguirán protegiendo su secreto. El por qué una comunidad campesina atacó a un grupo de periodistas que solo llevaban cámaras de fotografía y brazos en alto en señal de paz. Es imposible saber cuánto influyeron los mensajes de los Sinchis de la Guardia Civil qué alentaban una reacción más belicosa de los pobladores frente al enemigo común, Sendero Luminoso.

Es cierto que el crimen ocurrió en un contexto en el que todavía las autodefensas no funcionaban. Hay que señalar que su resistencia a los embates del terror constituyeron una de las razones que explican el fin del ciclo terrorista. Pero los periodistas emboscados por los 40 comuneros mostraron carnets, llevaban chalecos identificables y las cámaras no guardaban parecido con armas, menos las que solía usar el movimiento subversivo.

El informe de la comisión presidida por el Nobel Mario Vargas Llosa puso énfasis en el choque cultural y el inexistente diálogo entre una comunidad y los periodistas, vistos como enemigos fuereños. Sin embargo  no cerró el debate ni la herida que aún subsiste.

Solo hay que señalar que esa población diezmada por SL y las persecuciones y detenciones, huyó del lugar como tantas otras comunidades andinas. Con la pacificación, han intentado retornar y establecerse en una zona cercana al lugar original que ocupaban antes de la matanza. Donde después de más de 40 años aun resuenan las interrogantes.