Una fiesta con ausentes, por Mirko Lauer
"No hay un gran argumento para la fecha de los padres, más allá de reconocer su importancia. Esta última es mayor si reconocemos que faltan padres en los hogares peruanos".

Estamos en la recta final del Día del Padre 2023, un evento comercial menor si lo comparamos con otros momentos felicitatorios del año. No hay un gran argumento para la fecha de los padres, más allá de reconocer su importancia. Esta última es mayor si reconocemos que faltan padres en los hogares peruanos. La estadística muestra que la madre es una presencia mucho más sólida en el hogar y en la vida de los niños que el padre.
Las modalidades de ausencia paterna son muy variadas, pero quizás pueden reducirse a un par: aquellos que tienen poca presencia y los que nunca han sido realmente parte de la familia. En la actualidad alrededor de un 30% de los hogares (la cifra va en aumento) es conducido por una mujer sola. En un sondeo del tema en el 2017 la encuestadora Ipsos advirtió sobre todo tres motivos para esto: un entorno de violencia, el embarazo adolescente y un abandono del hogar por parte del hombre.

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En el sector D los hogares sin padre presente están por encima de 40%, y los especialistas hacen notar la influencia de la pobreza en la pérdida del padre para la familia. La ausencia, como ya se dijo, puede ser absoluta o parcial, pero los psicólogos consideran que una presencia limitada del padre afecta la formación de los hijos e hijas.
Sin duda alguna, lo que se celebra en el Día del Padre son las formas de la paternidad cabales, duraderas y sacrificadas, ancladas en el afecto y la responsabilidad. Para la familia peruana ese valioso recurso es bastante más raro de lo que se piensa. Son padres reales. Los que solo son biológicos constituyen un enorme silencio social.
Los sociólogos están detectando nuevas modalidades de estructura familiar y de crianza de hijos por todo el mundo. Para aquellas mujeres que pueden permitírselo ya el matrimonio no es una opción tan automática como antes.
De otra parte, a los hombres se les empieza a abrir la posibilidad de una paternidad sin convivencia. Entonces, celebración en el hogar para unos; reflexión para otros. Lo primero para los hijos acogidos por un padre; lo segundo para los padres que deberían pensar las cosas dos veces.