Dicen que somos el atraso
"Es cierto que Boluarte trae la carga de los 60 muertos, como un albatros colgado al cuello. Pero también representa la urgencia de alcanzar una estabilidad".

Dos respuestas esperables al fracaso del adelanto electoral son la renuncia de Dina Boluarte o el relanzamiento de la protesta a los niveles de diciembre-enero. Lo primero es formalmente lo más sencillo, pero depende de la voluntad de una persona (ha dicho que no) y sus consecuencias políticas son en verdad impredecibles.
En la teoría que salga Boluarte para que desaparezca el actual Congreso es menos traumática que una nueva ronda de protestas con su vandalismo más. Pero en los hechos ese doble walkover no garantiza nada, y hasta podría atizar nuevos vientos de fronda en torno de discrepancias sobre la sucesión presidencial.

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Siempre está la posibilidad de que el Congreso atornillado recapacite, puesto que la renuncia de Boluarte puede precipitar un final acelerado. Mejor irse a fin de año que dentro de poquitos meses. Pero una mayoría de congresistas no piensa así mientras discursea. Parecen convencidos de que mantenerse aferrado permite seguir aferrado. Como suena.
Que Dina Boluarte simplemente se vaya quedando a trompicones hasta el 2026 es muy poco probable, pero no puede ser descartado de plano. Un esquema así, en el fondo una alianza de derecha, necesitaría de mucha PNP y mucha Fuerzas Armadas, convocadas a participar en virtud de un peligro permanente y fuerte en las calles del país.

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Tantas opciones imaginables sobre el tapete sugieren que a la crisis de estos momentos le falta un par de vueltas de tuerca para poder ser claramente evaluada. Lo único claro es que el problema no se va a alejar por sí solo, y durará todavía un tiempo la hora del activismo, pacífico o no, con todas sus consecuencias.
Es cierto que Boluarte trae la carga de los 60 muertos, como un albatros colgado al cuello. Pero también representa la urgencia de alcanzar una estabilidad. Si su permanencia puede verse como deslucida para el país, mucho más fea se vería la estrategia de ultraizquierda violentista en la estela de la renuncia de Boluarte.

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En estos días se usa mucho la imagen de la caja de Pandora, pero quizás más ilustrativa es la del niño holandés atajando un desborde con el dedo en el dique. Más ahora que se están cargando de lluvia los ríos en la sierra, y resuena el verso de José María Arguedas: “Dicen que somos el atraso”, que hoy se nos aplica a todos.