Opinión

Paisaje sometido a la protesta, por Mirko Lauer

"Lo que viene sucediendo en Madre de Dios confirma la hipótesis que buena parte de la protesta es una movida de los negocios ilegales para mantener el clima de tolerancia media que ya existía y el clima de tolerancia máxima que empezó con los 18 meses de Pedro Castillo".

Mirko Lauer
Mirko Lauer

Un vecino de Puerto Maldonado me hace llegar párrafos escarapelantes: “La ciudad ha sido conscientemente abandonada a su suerte ya por 26 días, sin combustible, alimentos básicos ni ley… Sin militares ni policías que controlen y arresten a esos 400 vándalos que tienen atemorizada a toda una ciudad inexplicablemente.

“Sin pan, mercado, grifo, y menos tiendas, hoteles o iniciativa turística que pueda operar con mínimas garantías… Se denuncia, se marcha por la paz, se logra repercusión periodística y nada… Cero reacción.

“Definitivamente, los únicos que siguen operando en mejores condiciones que antes son los mineros ilegales, que anteayer recibieron sus ocho camiones cisterna para seguir operando. Sí, ocho para ellos y uno para toda la ciudad de Puerto Maldonado. ¿Es justo? ¿Es entendible? ¿Qué hacer?”.

La viñeta es elocuente por varios lados. Sobre todo sirve para ilustrar los efectos de una temporada, incluso una breve, bajo el signo de la protesta prepotente. Se advierte una virtual desaparición de toda vida económica que no sea la minería ilegal del oro, sindicada como promotora y financiadora de la protesta, no solo en Madre de Dios.

¿Quiénes son los 400 vándalos a los que se refiere el corresponsal? ¿Son, como cabe sospechar, empleados estables o contratados eventuales de la minería ilegal y algunos de sus hijuelos delictivos? ¿Ese pequeño ejército privado tiene visos de convertirse en algo duradero? ¿Existía de antemano? ¿Qué necesidad había de movilizarlo contra la población el 2022?

Lo cual lleva a la mencionada ausencia de soldados y policías sobre el terreno. En las circunstancias que describe el corresponsal, todas las fuerzas del orden parecen exiguas, no solo en Madre de Dios. El próximo gobierno haría bien en empezar reorganizando el sistema nacional de fuerzas del orden, de capitán a paje.

Lo que viene sucediendo en Madre de Dios confirma la hipótesis que buena parte de la protesta es una movida de los negocios ilegales para mantener el clima de tolerancia media que ya existía y el clima de tolerancia máxima que empezó con los 18 meses de Pedro Castillo. Para esa recuperación, el negocio turístico y los turistas son una molestia.

El paisaje sometido a la protesta se perfila como una suerte de hematoma en la vida diaria de la población, que no va a aliviarse rápido.