Estados Unidos

El ejercito más poderoso del mundo obliga enlistar soldados con sobrepeso y romper sus propias reglas

El ejército de EE. UU. se enfrenta a una grave crisis de reclutamiento y se ve obligado a flexibilizar sus requisitos para atraer nuevos soldados.

El ejército de EE. UU. flexibiliza sus estándares físicos ante la crisis de reclutamiento, generando preocupaciones sobre la salud de los nuevos soldados. Foto: composición LR/EFE
El ejército de EE. UU. flexibiliza sus estándares físicos ante la crisis de reclutamiento, generando preocupaciones sobre la salud de los nuevos soldados. Foto: composición LR/EFE

El ejército de Estados Unidos enfrenta una de las peores crisis de reclutamiento de las últimas décadas. Ante la falta de voluntarios aptos para enlistarse, el Departamento de Defensa ha optado por flexibilizar sus estándares físicos, permitiendo el ingreso de personas con sobrepeso. Esta decisión, aunque estratégica, ha generado un intenso debate sobre sus posibles implicaciones en la operatividad militar y la salud de los nuevos reclutas.

La medida surge en un contexto en el que la obesidad se ha convertido en un problema creciente en la sociedad estadounidense. Un informe del Pentágono ha identificado que, sin una ampliación en los requisitos de alistamiento, la capacidad de respuesta del ejército podría verse comprometida. No obstante, esta situación ha alertado riesgos que conlleva incorporar individuos con altos niveles de grasa corporal en un ambiente tan exigente como el militar.

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¿Por qué el ejército de Estados Unidos ha incrementado el reclutamiento de personas con sobrepeso en los últimos meses?

Desde 2022, el ejército más poderoso del mundo, según Global Firepower, ha experimentado un declive significativo en la cantidad de nuevos reclutas. Factores como la baja tasa de desempleo, el desinterés de las generaciones más jóvenes en la vida militar y los rigurosos requisitos físicos han reducido el número de enlistados. Para revertir esta tendencia, el Departamento de Defensa ha relajado los límites de grasa corporal aceptables, permitiendo que más personas con sobrepeso se sumen a las filas.

Los estándares tradicionales del ejército establecen que los hombres deben mantener un porcentaje de grasa corporal entre el 18% y el 26%, mientras que en las mujeres este rango oscila entre el 26% y el 36%, dependiendo de la edad. Sin embargo, un informe del Pentágono reveló que aproximadamente el 14% de los nuevos soldados excede estos límites. La decisión de aceptar reclutas con sobrepeso responde a la necesidad alcanzar los objetivos de reclutamiento, aunque incumpliendo sus propias normativas.

A pesar de ello, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha señalado que el interés por enlistarse ha aumentado desde la llegada de Donald Trump a la presidencia. Todo apunta a que el panorama seguirá igual, dado que la administración Trump no está dispuesta a ver bajar las cifras de reclutamiento.

¿Qué riesgos para la salud enfrentan los nuevos reclutas con sobrepeso en el ejército de Estados Unidos?

Si bien la incorporación de soldados con sobrepeso ayuda a cumplir con la meta de reclutamiento, también presenta importantes riesgos para la salud. Durante la fase de inducción, los reclutas deben someterse a intensos programas de acondicionamiento físico para alcanzar los estándares exigidos. La pérdida de peso acelerada y la alta exigencia física pueden derivar en lesiones, problemas metabólicos y complicaciones cardiovasculares.

El ejército ha implementado programas especiales para ayudar a estos reclutas a reducir su porcentaje de grasa corporal antes del entrenamiento básico. No obstante, el inspector general, del Departamento de Defensa, ha manifestado su preocupación por la falta de evaluaciones médicas adecuadas antes de someter a los nuevos soldados a este proceso. Sin un seguimiento especializado, los reclutas podrían enfrentar problemas graves, como deshidratación, fatiga extrema y descompensaciones.

Además, el sobrepeso se asocia con un mayor riesgo de lesiones musculoesqueléticas. Un estudio realizado por el propio ejército reveló que los soldados con un índice de masa corporal elevado tienen más probabilidades de sufrir fracturas por estrés, esguinces y otras dolencias que afectan el rendimiento en combate. Esto podría comprometer la capacidad operativa de las unidades y aumentar la tasa de deserción entre los nuevos enlistados.