Ani Alva Helfer, directora de 'Soltera, casada, viuda, divorciada 2', defiende la complejidad del cine de comedia
La directora peruana Ani Alva Helfer presenta 'Soltera, casada, viuda, divorciada 2', una secuela que profundiza en las complejidades emocionales de sus protagonistas. Esta comedia busca ofrecer mucho más que risas.
La directora peruana Ani Alva Helfer, conocida por su exitosa carrera en el cine, busca cautivar nuevamente al público con 'Soltera, casada, viuda, divorciada 2', una secuela que promete explorar las complejidades emocionales de sus protagonistas. Con una mirada única sobre el cine de comedia, Alva Helfer defiende su enfoque en el conflicto personal como motor de la risa, evitando los gags fáciles y apostando por una narrativa que no solo busca entretener, sino también profundizar en temas importantes.
En entrevista con La República, la cineasta revela detalles sobre el proceso creativo detrás de la película, el reto de debutar como directora de teatro con 'Una semana nada más' y su visión sobre el panorama del cine peruano.
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—Como creadora de cine, te sumergiste en el thriller y el terror en 2016, pero en los últimos años has apostado por la comedia romántica. ¿Qué te llevó a enfocarte en este género?
—Me sale escribir en comedia; me parece un género amable para poder hablar de distintos temas que no dejan de ser serios. Disfruto contar historias desde esa mirada. Y cada vez que toco temas, no es que busque necesariamente hacer una taquilla importante, aunque, en el fondo, los proyectos comerciales tienen esa mirada, sino que hablo de temas que realmente me importan. En su momento fue el amor propio, como en 'No me digas solterona'. En 'Soltera, casada, viuda, divorciada 2' estoy hablando de las heridas de la infancia. Es un género en el que me siento cómoda, pero a la vez siempre busco un nuevo reto. Ahora grabamos en la nieve, un reto técnico importante. Me encanta trabajar también el dramedy, que es esta cuestión de los personajes pasando por una faceta personal de cambio, que mezcla esos sentimientos contrastados con situaciones un poco alocadas. Una mirada que envuelve entre lo emocional, lo duro y a la vez con tintes graciosos.
—¿Qué otras novedades se puede esperar de 'Soltera, casada, viuda, divorciada 2'? ¿Qué te motivó a continuar la historia?
—En esta entrega van a conocer a los personajes aún más. El público ya los reconoce, sabe cómo son cada una de las cuatro protagonistas, pero ahora quise ahondar en por qué son como son. Creo que todos tenemos una forma de ser que vamos forjando. Yo soy una persona que trabaja tanto que últimamente había dejado de ver mi perspectiva, y, con una amiga, comencé a hablar de estas heridas de la infancia en las que también uno mismo se comienza a conocer. Siento que uno de los retos más grandes de cualquier ser humano es aprender a conocerse. Todo el tiempo estamos cambiando, y quería reflejar eso. No deja de ser una comedia, pero siento que el público va a entender por qué Daniela siempre quiso formar una familia, por qué Lorena tiene miedo a enamorarse, por qué Conny le tiene miedo a la soledad y por qué Cecilia quiere hoy rehacer su vida. Evidentemente, también llevó a querer hacer una segunda parte el éxito de la primera. Sin embargo, hubo bastantes meses en los que me negaba a esa posibilidad porque siempre es como un miedo. Les dije a los productores en ese momento que tenía que buscar el tema que sea lo suficientemente importante y orgánico a la historia para poder hacer una segunda parte. Si no hubiese encontrado un tema, no hubiera podido grabar una segunda.
—Hablando sobre la comedia peruana, algunos espectadores comentan que está llena de clichés o que a veces recurre a las risas fáciles.
—Siento que existe en todo el mundo, no solamente en el cine peruano, un rechazo hacia la comedia en el sentido de que se piensa que es fácil hacerla o que no es importante. Creo que el público busca también refugiarse en ciertas películas que le puedan hacer cambiar el ánimo, en las que se puedan ver reflejados o no. Y a mí me gusta que el público se involucre, pero encuentro muchas veces que si es comedia y si funciona, parece que le quitará valor. No solamente acá, sino en todas partes. No le tomo mucha importancia a ese tipo de comentarios. Siento que hay muchas formas de hacer comedia. No me gusta la comedia de gags fáciles o de groserías. Me gusta que la comedia sea como resultado del conflicto del personaje. Me gusta retratar personajes que están perdidos, que su vida no tiene sentido en ese momento y que tienen que atravesar un montón de situaciones para lograr ver el lado positivo de la vida, que es lo que yo busco en mi vida. También tiene que ver mucho con los guiones. Yo trabajo el guion muchísimo. Siento que hay un menosprecio por la comedia, cuando el género es dificilísimo, por lo menos a mí me resulta así.
—Sobre los nuevos retos en tu carrera, próximamente vas a debutar como directora de teatro con "Una semana más". ¿Cuáles han sido los mayores desafíos al sumergirte en esta forma de arte tras varios años en el cine?
—Lo que me resulta entretenido es que dirijo todos los días de mi vida, entonces la puesta en escena es un trabajo que se hace tanto en cine como en televisión. Hay que pensar cómo se va a resolver la escena, dónde van a estar los personajes, si se tienen que mover a un lado o al otro, y que todo sea muy justificado. El timing que me da la televisión hace que esta propuesta de teatro me sea aún más cómoda, porque todos los días yo planteo una puesta en escena. También es cierto que en el teatro el actor tiene un rol protagónico, y ese para mí va a ser un nuevo reto, porque cuando las cosas no funcionan en cine, yo digo "corte" y edito. Pero en el teatro, los actores están en escena y resuelven en el momento. Ese paso de control me entusiasma. Claro que hay una confianza en los actores, que son amigos. Siempre marco algo importante en cualquiera de las facetas en las que trabajo: la confianza. Les doy la confianza a los actores para que puedan opinar y sumar sus ideas, y con esa misma confianza, yo decido si sí o no. Siempre digo que no dirijo solo actores, sino que creo lazos con ellos.
—¿Has enfrentado obstáculos en tu carrera por ser mujer? ¿Qué consejo les darías a las nuevas generaciones de cineastas peruanas?
—Creo que naturalmente las mujeres llegamos un poco tarde en la historia. Los hombres tienen un camino más largo; la lucha por el voto, por ejemplo, ha sido una brecha histórica. Además, muchas de las jefaturas de área en el cine están dadas por hombres. En mi película 'No me digas solterona', tuvimos la oportunidad de que esas jefaturas, que normalmente están encabezadas por hombres, fueran ocupadas por mujeres, pero no solo por ser mujeres, sino también por talento y por ser mujeres competentes en cada uno de los puestos. A nivel mundial, las mujeres en el cine son una minoría, según las estadísticas de las películas estrenadas el año pasado, pero creo que es muy importante que entre nosotras nos apoyemos. Si hay mujeres súper talentosas, debemos darles la oportunidad de sumarse a un equipo técnico, no solo por razones de género, sino por talento. Siempre intento hacer esto lo más imparcial posible, y si puedo ayudar a generar oportunidades para mujeres talentosas que conozco, siempre estoy dispuesta a hacerlo.
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—Has sido la directora más taquillera del Perú y también de Latinoamérica. ¿Esperabas una respuesta tan grande por parte del público?
—Yo no sabía que a nivel de Latinoamérica había tenido esa recepción; una periodista mexicana me lo hizo notar, y me sorprendí. Creo que cuando uno hace un proyecto, le pone tanto corazón, tiempo y energía que siempre espera que las cosas funcionen. Pero claro, hay un límite entre lo que uno controla y lo que no. Yo trato de poner toda mi energía y quedarme con la satisfacción de que di absolutamente todo. Lo demás ya es algo que no depende de mí. Me sorprende, la verdad, no puedo creerlo, pero me gusta mucho que el público haya conectado con la película. Eso es lo que más me conmueve.
—De cara a los Oscar 2025, muchos veían en 'Yana-wara' la oportunidad de que Perú volviera a conseguir una nominación 15 años después de 'La teta asustada'. ¿Qué le falta al cine peruano para volver a ser considerado por la Academia?
—No solamente por la Academia. Siempre hay un trabajo de networking que hay que hacer y eso es caro, pero más allá de solamente los Oscar y de que Perú vuelva o sea relevante en general, es que no tenemos una full commission. Siempre dicen que las producciones se van a otros países y Perú, ¿por qué no? La gente piensa que es un tema de talentos y no, es un tema de oportunidades porque en esos países de Latinoamérica, menos en Perú, tienen una full commission que abre las puertas a coproducciones o a plataformas para graben y que existan incentivos tributarios para las empresas que van a hacer acá algún tipo de producción. Entonces, si Colombia tiene ese tipo de leyes, evidentemente va a ser mucho más atractivo para plataformas como Netflix o Amazon que vayan a otros países a grabar porque les resulta más rentable, porque se les devuelve el 30% de lo invertido en el país. Mientras Perú no tenga eso, vamos a seguir siendo el patito feo.