Científicos mexicanos crean una batería que funciona con agua de mar y serán más económicas que las de litio
Investigadores de la UNAM y otras instituciones desarrollan baterías con plásticos reciclados y agua de mar, ofreciendo una alternativa ecológica, económica y menos contaminante a las de litio.
Un grupo de investigadores mexicanos, encabezado por Jorge Oliva, del Centro de Física Aplicada y Tecnología de la UNAM, ha dado un paso significativo en la lucha contra la contaminación y la búsqueda de energías sostenibles. Este equipo trabaja en el desarrollo de baterías que utilizan plásticos reciclados como base y agua de mar como electrolito, una innovación que ofrece una opción más económica y ecológica frente a las tradicionales baterías de litio.
El proyecto, que involucra a académicos de diversas universidades y centros de investigación como el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, tiene como objetivo mitigar el impacto ambiental generado por los plásticos de un solo uso y las baterías convencionales. Con esta tecnología, los investigadores no solo buscan reducir la cantidad de microplásticos en el ambiente, sino también ofrecer soluciones energéticas más limpias y accesibles.
Esquema del proceso de las baterías, desde el desperdicio masivo de plástico hasta la fabricación de baterías flexibles. Foto: UNAM
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¿Cómo funcionan las baterías con agua de mar y plásticos reciclados?
Estas innovadoras baterías se fabrican a partir de plásticos de un solo uso, como los sobres de salsas y productos similares, que generalmente están hechos de polietileno, polipropileno y poliéster. Estos materiales permiten la creación de electrodos de carbón sobre su superficie, los cuales actúan como conductores eléctricos esenciales para el funcionamiento de las baterías.
Las baterías mexicanas no solo ofrecen una alternativa más económica a las tradicionales de litio, sino que también impulsan la reducción de residuos plásticos.
El electrolito, tradicionalmente compuesto de sales de litio, se reemplaza por agua de mar, eliminando sustancias tóxicas y costosas. Según Oliva Uc, estas baterías pesan menos de 10 gramos y tienen un grosor inferior a un milímetro, lo que las hace más ligeras y compactas que las baterías AA y AAA actuales, cuyo peso oscila entre 40 y 100 gramos. Además, el uso de materiales reciclados reduce la necesidad de extraer recursos vírgenes, promoviendo una economía circular.
Impacto ambiental y beneficios de las baterías ecológicas
El impacto ambiental positivo de estas baterías es significativo. Al reutilizar plásticos de un solo uso, se combate la contaminación por microplásticos en suelos, ríos y océanos. Según los investigadores, esta solución también evita la emisión de químicos tóxicos que suelen liberarse durante la descomposición de estos residuos.
Además, al sustituir el litio y otros metales pesados utilizados en baterías convencionales, estas alternativas eliminan riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Las nuevas baterías representan un ejemplo de tecnología sostenible al reducir tanto la toxicidad como los costos asociados a su fabricación.
Aplicaciones prácticas de las baterías sostenibles
La flexibilidad y el bajo peso de estas baterías las convierten en candidatas ideales para dispositivos electrónicos compactos y tecnologías emergentes, como los teléfonos móviles flexibles. También podrían sustituir a las pilas convencionales en aplicaciones de bajo consumo energético, como controles remotos y juguetes.
Además, los electrodos fabricados con plásticos reciclados tienen usos más allá de las baterías. El equipo de investigadores ha desarrollado flotadores que, al interactuar con luz solar, descomponen contaminantes presentes en el agua, incluyendo colorantes y herbicidas, contribuyendo a la descontaminación hídrica en un país donde el tratamiento de aguas residuales sigue siendo un reto.