Las cometas colombianas surcan con honores el cielo en Francia

Jovany Chiguachi cambió sus montañas de Colombia por las playas del norte de Francia para volar sus coloridas cometas hexagonales en uno de los festivales más importantes del mundo, que rinde este año homenaje al país andino.
Con sombrero en la cabeza para protegerse del sol, este ingeniero de 42 años pilota este sábado a pie de la playa en Berck un "pandero" tradicional colombiano, con una cola de 18 metros de largo, inspirado en el artista de su país Omar Rayo.
"La cometa tradicional de Colombia es de forma hexagonal o es una forma geométrica de muchos lados. La característica principal es la cola larga", explica el nativo de Manizales, para quien es "un gran honor" participar en el festival.
Los Encuentros Internacionales de Cometas de Berck homenajean en su 38ª edición la tradición de Colombia, que inunda de milochas en agosto el cielo de sus pueblos y ciudades, especialmente de la Villa de Leyva.
"Nos faltaba un continente" por homenajear y "Colombia es el país de Sudamérica más cometero", asegura a AFP Roger Tessa-Gambassi, el director artístico del festival que lo presenta como "la Meca" para los apasionados.
A inicios de una calurosa tarde de primavera, cientos de personas esperan sentadas sobre la fina arena blanca el vuelo de las cometas tradicionales colombianas, que una delegación de 16 cometeros hará bailar cada día hasta el 20 de abril.
Siete "panderos" hexagonales y con otras formas geométricas se elevan en el cielo de Berck y lo pintan con los colores amarillo, azul y rojo de Colombia gracias a sus largas colas, al ritmo de cumbia y de sus artistas internacionales como Karol G.
"Es muy bonito que sean hexagonales, muy poético, muy diferente de lo que vemos y de nuestras cometas tradicionales", confiesa entusiasmada Isabelle Bragard, una espectadora belga de 53 años, con las imprescindibles gafas de sol puestas.
- 29 países -
Aunque la historia del vuelo de cometas en Berck remonta a finales del siglo XIX con el desarrollo de la fotografía aérea, los Encuentros Internacionales se celebran anualmente desde 1987 en su playa, a orillas del canal de la Mancha.
Unos 450 cometeros de 29 países diferentes --de Chile a Japón, pasando por Estados Unidos, México, Brasil, España o China-- participan en la actual edición, en la que se esperan hasta un millón de espectadores, según la organización.
El protagonismo del país andino no es baladí. "Tenemos una historia de más de treinta años de cometas y somos sobre todo constructores", explica Nilza Tessa-Gambassi, miembro de la organización de los Encuentros como su marido Roger.
La construcción artesanal comienza de niño con materiales de casa, como "bolsas de supermercado" y varillas de "guadua", un tipo de bambú, abunda Chiguachi. Y, a diferencia de Berck, el objetivo es volarla lo más alto posible, hasta 3.000 metros, agrega.
En el pabellón consagrado a Colombia, que recrea con fotos, café y coloridas banderitas una calle de Cartagena, el público puede admirar algunas de las cometas artesanales, como las realizadas por Marco Aponte y Sayde Bruges con personas con discapacidad.
"La idea es innovar, tener cosas creativas diferentes que a veces cuestan trabajo, pero se obtienen buenos resultados también", asegura la mujer de 54 años, "encantada" de poder mostrar sus cometas inclusivas con diseños de un tucán o de una palenquera.
La 38ª edición también reserva otra sorpresa. El jueves, si la meteorología lo permite, se intentará volar simultáneamente entre 20 y 25 cometas con forma de ballena, según la organización, un nuevo hito para este festival internacional.
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