Agencias

Hibatulá Akhundzada, el misterioso y severo jefe de los talibanes


Recluido en su bastión del sur de Afganistán, el misterioso jefe supremo de los talibanes, Hibatulá Akhundzada, dirige un movimiento que aplica al pie de la letra la ley islámica desde que regresó al poder en 2021.

"Hermanos, es nuestra responsabilidad estar al servicio de la religión, la aplicación de la sharia es nuestra responsabilidad hasta la muerte", declaró el emir en agosto de 2024, cuando hacía tres años que los talibanes se habían vuelto a poner al frente del país.

Akhundzada fue nombrado para dirigir el movimiento en mayo de 2016, días después de que un bombardeo con un dron estadounidense matara a Mansur, del que era su mano derecha. Desde entonces, ha hecho pocas apariciones públicas.

Su edad no está clara, dependiendo de las fuentes tendría unos sesenta o setenta años. Publica mensajes por las fiestas musulmanas y gobierna a base de decretos desde su Kandahar natal, cuna de los talibanes y núcleo pastún del país.

Los talibanes afirman que su primera aparición oficial tras su nombramiento tuvo lugar en octubre de 2021, en una escuela coránica. En los últimos años, ha realizado varios desplazamientos para acallar los rumores de que habría muerto o de que estaría escondido en Pakistán.

Solo se conoce una foto de él, distribuida por el movimiento: aparece de frente, con un turbante y una larga barba grisácea.

- "Comandante de los creyentes" -

Antes de su nombramiento, Hibatulá Akhundzada no era muy conocido ni se implicaba demasiado en las maniobras militares.

Hijo de un teólogo, este erudito, laureado con el título de "sheikh al-hadith", que distingue a los especialistas más eminentes de las palabras del profeta, gozaba no obstante de una gran influencia dentro del sistema judicial.

Al contrario que otros cargos talibanes, no figura en la lista de sancionados de la ONU.

"Su relativo anonimato aparentemente contribuyó a su ascenso cuando se pensaba que otras figuras bien conocidas [...] iban a suceder a Mansur", comentó el centro de reflexión Counter-Extremism Project (CEP).

"Menos conocido y menos controvertido", parecía ser el candidato ideal para garantizar una cierta discreción en el movimiento y "mantener el control de los diferentes clanes internos", según esa fuente.

Rápidamente, obtuvo la lealtad del egipcio Ayman al Zawahiri, jefe de Al Qaida, que lo calificó de "comandante de los creyentes", lo que contribuyó a a reforzar su credibilidad en el universo yihadista.

Su hijo Abdur Rahman, de 23 años, cometió un atentado suicida contra una base militar afgana en la región de Helmand, en el sur del país, en 2017.

Después de la toma de Kabul, en el verano boreal de 2021, el emir fue nombrado jefe supremo de Afganistán. Ante él se perfilaban varios desafíos, empezando por el de transformar su movimiento en una fuerza de gobierno.

En abril de 2022, afirmó que su país tiene "un papel que jugar en la paz y la estabilidad globales" e invitó a la comunidad internacional a establecer relaciones diplomáticas con el "emirato islámico de Afganistán".

Eso, siempre y cuando se respeten unos principios: la primacía del derecho islámico y no "entrometerse" en los asuntos internos del país.

- Indiferente a las presiones -

Aunque en Kabul haya algunas representaciones diplomáticas (de países de Asia central, de China, Irán, Rusia...), el gobierno talibán no ha sido reconocido por la comunidad internacional, que denuncia las draconianas prohibiciones impuestas a las mujeres afganas.

El jueves la Corte Penal Internacional pidió órdenes de arresto contra él y contra el presidente de la Corte Suprema de Afganistán, Abdul Hakim Haqqani, por persecución de mujeres

El propio emir está detrás de algunas de esas medidas, considerando que por regla general las mujeres deben permanecer en casa y cubrirse completamente en público, incluida la cara, preferentemente con un burka.

Sin embargo, en junio de 2023 afirmó que las afganas habían sido salvadas de la "opresión" y que el gobierno talibán había restablecido su estatus de "seres humanos libres y dignos".

Pese a que algunos analistas apunten que hay disensiones dentro del movimiento, de momento "Hibatulá resiste con orgullo a las presiones para que modere su política", apuntó el Consejo de Seguridad de la ONU en junio de 2023.

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