Política

José Enrique Escardó: "Si muriera hoy o mañana, me iría en paz, siento que he usado mi vida en una lucha positiva"

En diálogo con La República, José Enrique Escardó, primer denunciante del Sodalicio, habló sobre su lucha por justicia, los ataques recibidos y la reciente denuncia presentada contra Cipriani.

José Enrique Escardó dialogó sobre diversos puntos con La República | Foto: La República
José Enrique Escardó dialogó sobre diversos puntos con La República | Foto: La República

¿Cómo creer en Dios cuando sientes que te ha abandonado? Jees, como prefiere ser llamado José Enrique Escardó, quizás dejó de creer en un ser supremo cuando un hombre vestido de sotana, en el claustro de una casa de San Bartolo, hundió el filo de un cuchillo en su pecho con aparente indiferencia. O tal vez su fe se quebró al relatar lo sucedido y ver cómo aquellos que prometieron apoyarlo le soltaron la mano. Es probable que, en alguno de esos momentos de su juventud, Escardó se haya preguntado: "¿Qué hice para que Dios me abandonara de esta manera?"

Resulta paradójico que la vida de alguien que se declara ateo esté profundamente marcada por la religión. Jees ha visitado templos y conversado con personas de distintas congregaciones religiosas, buscando una verdad. Esa búsqueda la inició hace 25 años en sus columnas de la revista Gente, y desde entonces no ha cesado. Pero ese camino no ha sido fácil: amenazas constantes son el precio que ha pagado por exponer los abusos. ¿Vale la pena exponerse así? Tal vez la respuesta sea afirmativa cuando logras que el Papa en el Vaticano te reciba para escuchar, a través de tu voz, el clamor de cientos de niños víctimas de abuso.

"Como he dicho en varias entrevistas, si muriera hoy o mañana, de la forma que fuera, me iría en paz. Siento que he usado mi vida en una lucha positiva que ha dado frutos: la protección de niños, niñas, adolescentes y personas vulnerables, no solo en el Perú, sino en todo el mundo. También me iría tranquilo y feliz porque le he dejado este legado a mi hija. Con eso, puedo decir que cumplí, que logré lo que me propuse".

La mitad del camino

Cuando el dramaturgo Eduardo Adrianzén comentó una de sus fotos junto al Papa en x (antes Twitter), celebraba, entre emoticones, que "la lucha había terminado". Pero Escardó tiene otra perspectiva: el cierre de una etapa marca el inicio de otra. Ahora su batalla se centra en el ámbito político y judicial. Sabe que el camino no será fácil, especialmente frente a figuras como los López Aliagas o Carlos Tubinos.

"El poder político mezclado con el poder religioso es un asunto muy complicado, y te lo dice alguien que lleva 25 años luchando contra ello. Sin embargo, creo que uno se fortalece con las pequeñas victorias. Por ejemplo, esta pequeña victoria, como es la disolución del Sodalicio, es importante. Debemos avanzar poco a poco, como si fuéramos Pac-Man: pastilla por pastilla, trabajando con las víctimas. Es fundamental mantenernos enfocados y no dejarnos distraer por las constantes acusaciones".

Ante un sistema de justicia tan corrupto, otras opciones empiezan a tomar forma. Inspirado por su amiga, la abogada Brisa de Angulo, conocida internacionalmente por su defensa de sobrevivientes de abusos sexuales, Jees evalúa la posibilidad de demandar al Estado peruano por su desatención. Las críticas no se hicieron esperar: "No era amor al chancho, sino a los chicharrones", se lee en redes sociales. Pero para él, el propósito de esta demanda trasciende cualquier interés personal.

"Estoy hablando de una demanda para lograr una sentencia similar a la que se obtuvo en el caso de Brisa. ¿En qué consiste? Se trata de exigirle al Estado peruano que modifique la legislación sobre la prescripción de delitos de violencia sexual contra menores. También incluye cambios en las políticas públicas, garantizando el acceso a la justicia sin revictimización y fomentando la prevención a través de la educación. Es necesario capacitar a quienes interactúan con las víctimas —policías, fiscales, peritos— para que sepan cómo tratarlas sin causarles más daño. Mi demanda tiene como propósito generar estos cambios".

La (otra) gran denuncia

Hay coincidencias que incluso para un ateo resultan difíciles de no catalogar como divinas. A pocas horas de reunirse con el Papa en el Vaticano, Escardó se enteró de la denuncia contra Juan Luis Cipriani, exarzobispo de Lima, por abuso sexual: "Fue algo increíble, porque el timing coincidió de una manera que, si no fuera ateo, pensaría que hubo una intervención divina. Inicialmente, mi destino no era el Vaticano, sino la ONU. Pero estando en Ginebra, decidí dar un salto a Roma. Aproveché la oportunidad y solicité una audiencia con el Papa. (...) Salí de la audiencia y al día siguiente llegó la noticia de Cipriani".

Aunque no conoce a la víctima, la comprende y respalda, pues existe entre ellos una especie de pacto implícito. A pesar de los defensores de Cipriani y figuras de la derecha conservadora, como López Aliaga, Escardó se mantiene firme: "Esto no me sorprendió. Ya lo había mencionado en mis redes y entrevistas hace tiempo. Cipriani ha sido uno de los principales encubridores del caso Sodalicio. Y cuando alguien encubre tan intensamente, es probable que tenga a alguien cercano involucrado o que él mismo sea culpable. Las defensas que surgirán no son novedad: López Aliaga nunca ha defendido a las víctimas, siempre las ha atacado".