El emprendimiento femenino se ha consolidado como un motor de cambio en las economías globales y locales. Se posiciona como un eje crucial para el desarrollo económico y la inclusión social, generando creación de empleo, innovación y resiliencia. Este panorama para las mujeres emprendedoras está marcado tanto por oportunidades significativas como por desafíos persistentes, como las barreras culturales y estructurales.
A nivel global, las mujeres están aumentando su participación en actividades emprendedoras, son protagonistas en sectores de alto crecimiento, innovación y sostenibilidad, especialmente en regiones como Asia y América Latina
En muchas regiones, las mujeres enfrentan limitaciones en el acceso al financiamiento formal, la capacitación empresarial y las redes de apoyo. La percepción del riesgo y el temor al fracaso también tienden a ser más altos en mujeres que en hombres, lo cual limita su capacidad de iniciar o expandir negocios.
Estos desafíos reflejan la necesidad de políticas que no solo impulsen la participación femenina en el emprendimiento, sino que también reduzcan las desigualdades estructurales.
El reporte de APEC 2025 sobre mujeres emprendedoras en startups resalta que, aunque el 17% de las empresas en la región son startups, menos del 10% de ellas están lideradas por mujeres. Esto se debe en gran medida a barreras estructurales como la escasa representación en campos STEM y la percepción de que el ecosistema emprendedor no es inclusivo para las mujeres. Sin embargo, estudios también demuestran que las startups lideradas por mujeres tienden a tener mayores tasas de innovación y diversificación en exportaciones, evidenciando su capacidad para generar impacto económico.
En Perú, las mujeres representan el 43.4% de los emprendedores, según el Observatorio PRODUCEmpresarial. Aunque esta cifra resalta su importancia en el tejido empresarial, también pone de manifiesto desafíos significativos. Más del 60% de las mujeres emprendedoras operan en la informalidad, lo que limita su acceso a financiamiento y otros recursos clave.
A pesar de ello, las micro y pequeñas empresas (MYPE) lideradas por mujeres contribuyen con el 5.3% del PIB nacional y generan ingresos anuales de S/ 110,874 millones. Sin embargo, la brecha de género en ingresos es notable: las mujeres emprendedoras perciben en promedio un 35.4% menos que los hombres. Además, la formalización sigue siendo un reto crítico, con solo el 41,4% de mujeres emprendedoras registradas en SUNAT en 2023.
Asimismo, la pandemia afectó desproporcionadamente a las mujeres emprendedoras, vieron una mayor contracción en sus actividades empresariales, y su reincorporación al mercado ha sido más lenta en comparación con sus pares masculinos.
El perfil de la mujer emprendedora peruana destaca por su enfoque en sectores como comercio, servicios y manufactura, donde el 96.5% de estas empresas tienen presencia. Sin embargo, las brechas de género son evidentes en términos de ingresos y niveles educativos: las mujeres emprendedoras perciben un ingreso promedio mensual 22.8% menor que los hombres y tienen menos probabilidades de completar estudios universitarios.
A pesar de estos desafíos, las mujeres emprendedoras están aprovechando las oportunidades emergentes en áreas como la economía digital y los negocios sostenibles. Esto es particularmente relevante en un contexto global donde los consumidores valoran cada vez más la responsabilidad social y ambiental de las empresas.
Para cerrar estas brechas y aprovechar el potencial transformador de las mujeres emprendedoras, es esencial adoptar medidas integrales. En el caso de Perú, las siguientes acciones podrían marcar la diferencia:
Promoción de la formalización: Diseñar programas que faciliten el acceso al Registro Único de Contribuyentes (RUC) y que incentiven la formalización a través de beneficios fiscales y acceso a mercados.
Fortalecer el acceso al financiamiento: Ampliar las líneas de crédito específicas para mujeres emprendedoras, especialmente en startups tecnológicas y sectores emergentes, junto con programas de capacitación financiera para fortalecer sus capacidades de gestión.
Promoción de redes y mentorías: Fomentar la creación de redes de mentoría y colaboración entre mujeres emprendedoras, tanto a nivel nacional como internacional; con inversionistas y pares, fortaleciendo así su capacidad de liderazgo y escalabilidad.
Políticas de género en el presupuesto público: Implementar herramientas como la presupuestación con enfoque de género para identificar y cerrar brechas en el acceso a recursos y oportunidades.
Fomento de la educación en STEM: Aumentar la participación de mujeres en campos de ciencia, tecnología e innovación, aprovechando su potencial para liderar startups disruptivas y tecnológicas.
Las mujeres emprendedoras son pilares fundamentales del desarrollo económico y social. En un mundo que busca mayor equidad e inclusión, su rol no puede ser subestimado. Tanto a nivel global como en Perú, garantizar condiciones justas y equitativas para las emprendedoras es una inversión en un futuro más próspero y sostenible para todos. Es responsabilidad de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil trabajar juntos para derribar las barreras que aún persisten y construir un ecosistema que permita a las mujeres emprendedoras alcanzar su máximo potencial.
En Perú, es esencial fortalecer las políticas públicas que fomenten la formalización, el acceso a crédito y la capacitación empresarial. A nivel global, la eliminación de barreras estructurales y culturales será determinante para que las mujeres emprendedoras continúen transformando sus comunidades y economías.
Docente del departamento de Administración de la Universidad del Pacífico e investigadora del CIUP