La frase “mucho ruido y pocas nueces” es una expresión referida a cuando se hace mucha propaganda por algo no significativo. La frase es particularmente pertinente para describir la gestión municipal del alcalde Rafael López Aliaga.
Ya en la segunda mitad del período edil, es poco lo que la gestión puede exponer.
Pavimentación de pistas de rango distrital, anuncio de próximas obras carentes de expediente técnico, reinauguración de obras de gestiones anteriores (como los túneles en el Rímac) contrastan con el legado de grandes ejecutores de infraestructura física, como fueron Belmont, Andrade o Castañeda.
Es evidente que la gestión municipal no es la prioridad del alcalde, quien, a pesar de que dijo que, de ser electo, gobernaría la ciudad hasta cumplir su mandato, siempre la vio como un premio consuelo o un peldaño de paso para su real pretensión presidencial. Una metrópoli con más de 11 millones de habitantes debe ser administrada con el máximo rigor por quien la lidera, no como un “regalo de segunda mano”.
A esto se suma la evidente falta de pericia para la gestión pública, comprometiendo miles de millones de soles en deuda (hasta por 4,000 millones), con altísimos intereses, para obras que carecen de expediente técnico y por las que la siguiente administración deberá pagar 350 millones de soles anuales o más en intereses.
El desempeño en la ejecución presupuestal edil del 2024 fue de mediocre para abajo. La Municipalidad de Lima recibió recursos como municipalidad provincial y como gobierno regional. En el primer caso, la ejecución de ‘Adquisición de Activos no Financieros’, es decir, obras, fue de apenas 64.7%. En cuanto a la ejecución del presupuesto como gobierno regional, el escenario fue mucho peor y se ubicó en el último lugar del Perú, con apenas 45.9% de ejecución por todo concepto.
El alcalde López Aliaga tiene todo el derecho de cultivar sus aspiraciones presidenciales, pero no a costa del desgobierno de la ciudad de Lima, donde vive un tercio de los peruanos.
Economista por la Universidad de Lima. Ex Gerente de Campo de Cofopri y ex Jefe de la Dirección de Coordinación Territorial de la Defensoria del Pueblo. Actualmente, es Gerente General de un conglomerado inmobiliario dedicado al saneamiento, gestión de tierras y habilitación urbana. Es presidente del Partido Político Libertad Popular.