Se han cumplido dos años desde que la represión de las protestas sociales dejó un saldo de 50 víctimas y centenares de heridos. De esas muertes, y de la injusticia que prevalece sobre ellas, no nos hemos recuperado. Hoy, a inicios del 2025, el Perú se encuentra social y políticamente roto. Lamentablemente, ha sido un período marcado por graves retrocesos para las instituciones, la democracia y los derechos humanos. La criminalidad y la ilegalidad han dejado de ser solo una amenaza y han pasado a ser agentes activos en los mismos espacios de poder y de toma de decisiones. Todo esto, en un país cuyas bases se tambalean por las desigualdades, la exclusión, la discriminación histórica, el centralismo y los patrones socioculturales que refuerzan los problemas estructurales del país.
De acuerdo con el Latinobarómetro 2024, América Latina ha pasado de una recesión democrática, en el 2023, a una democracia resiliente en el 2024. Sin embargo, la situación en el Perú merece una lectura propia. Somos el país con mayor pérdida de apoyo a la democracia en toda la región, respecto a 2023 (de 50% a 44%), y continuamos siendo uno de los países más insatisfechos con este régimen (solo el 10% está satisfecho). Esto nos plantea actuar con sentido de urgencia, y hacer un llamado a los liderazgos políticos, pero también sociales, para consensuar una ruta que permita encaminar la recuperación de la confianza y la convivencia democrática.
Los dos últimos años han estado marcados por protestas ciudadanas, pero también por una profunda indiferencia social. Asimismo, han sido múltiples los esfuerzos por comprender la crisis social y política que atravesamos. A la fecha existen estudios, investigaciones e informes que nos ayudan a comprender mejor la realidad. Tenemos el diagnóstico. Hoy es momento de actuar. Utilizar dicha información para mejorar la toma de decisiones y generar espacios de incidencia, iniciativas de consensos y alianzas multiactor se convierten en una de las tareas más urgentes desde todos los frentes.
Gestora Cultural con más de diez años de experiencia en el diseño y ejecución de proyectos sociales, políticos y culturales en el sector público y privado. Con experiencia en docencia cultural e investigación. Actualmente, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Civil Transparencia. Reside en Cajamarca