La sonrisa de Dina, por Rosa María Palacios

¿Cómo puedes ofrecer un aumento de la actividad minera formal y no dedicar una línea a la actividad minera criminal que no tributa, contamina y se asocia al sicariato y la trata?

Pasadas las 9 p.m. del 31 de diciembre, cuando el país se preparaba para recibir el Año Nuevo, apareció la presidenta Boluarte en las pantallas de televisión para dar un mensaje a la nación. Durante 37 minutos nos contó una historia de amor y patriotismo que buscaba, probablemente, convencer al 90% del pueblo que la desaprueba de que estamos viviendo en el mejor de los mundos.

El guion fue el habitual. Arranca por “he heredado un desastre” —lo cual en su caso no termina de entenderse si ella se hereda a sí misma al ser 16 meses ministra de Pedro Castillo— para luego soltar el anunció central: “He derrotado a la recesión”. Luego de resaltar las mejoras en la economía en comparación con el 2023 (año también de su entera responsabilidad), arrancó la lista de regalos navideños. Es decir, la típica enumeración de compras estatales y obra pública propia de los discursos de 28 de julio. La diferencia está en agradecer que esta vez no duró 5 horas. Desde el aumento de la remuneración mínima hasta juguetes caros para las fuerzas armadas, hay de todo en la bolsa de Papá Noel. ¿Cuánto de eso será real? Esa es otra historia, pero el papel lo aguanta todo.

Por momentos, parecía el mensaje de un gobierno liberal, que condena toda forma de socialismo. Iniciativa privada libre, respeto a la propiedad privada y —para caerse de espaldas— “respeto a los derechos fundamentales”. Curiosa conversión de la exmilitante socialista de Perú Libre aliada hoy de un Congreso mercantilista. Luego dijo que debíamos “dejar de dispararnos (mala metáfora cuando te investigan por 50 muertes por proyectil de arma de fuego) a los pies cuando hacemos tormentas en un vaso de agua”. ¿A qué tormenta se refiere? ¿Al caso Rolex, al caso Cofre o al caso Qali Warma, que tiene ya un homicidio sin resolver que apunta directamente al Midis? ¿O a sus cirugías? No lo dijo. En todo caso, ofrecer un gobierno de “trabajo y no corrupción” con una agenda sin actividad por más de 100 días en el 2024 y con seis investigaciones fiscales, directamente contra ella, sin contar los casos subordinados, lo único que puede provocar en la audiencia es indignación.

En otros momentos, el maquillaje de cifras rayaba en lo ridículo. Que el PBI crezca 3,2 es una buena noticia después de un 2023 con crecimiento negativo. Pero hasta su ministro de Economía declara que es absolutamente insuficiente. Si el crecimiento no es a 5% o 6%, el Perú no avanza. Afirmar que la inversión privada “crecerá” (¿es una esperanza’) a más de 2% como un gran éxito de futuro incierto no engaña a nadie. Menos engaña jamonearse con logros ajenos. El control de la inflación es de responsabilidad del BCR. El Perú ha crecido pese al dispendio fiscal en Petroperú y un déficit que supera las metas del marco establecido, con una alianza irresponsable entre Ejecutivo y Legislativo que solo aumenta gasto y reduce recaudación a través de exoneraciones tributarias.

Hubo sus momentos delirantes, como afirmar que la reunión de APEC en el Perú es un logro “sin precedentes”. Parece que nadie le contó que es la tercera vez que se realiza la cumbre en Lima y que para los limeños lo único que significó la reunión fue la suspensión de clases escolares y universitarias, sin razón alguna en un territorio inmenso que va de Ancón a Pucusana. De ese daño, no recuerda nada.

Pero tal vez lo dramático del discurso son las omisiones. ¿Cómo puedes ofrecer un aumento de la actividad minera formal y no dedicar una línea a la actividad minera criminal que no tributa, contamina y se asocia al sicariato y la trata? Ni una palabra de un flagelo que ha sacado al Perú de la lista de los primeros países del mundo productores de oro, porque se calcula que el 50% de lo que se explota sale por la vía informal. La minería criminal ocupa por la fuerza las áreas concesionadas a la minería formal y esta no va a invertir más si tiene que contratar ejércitos privados para defender sus operaciones de las invasiones que el Gobierno y el Congreso promueven a través de la ampliación del Reinfo. ¿Alguna acción de Sunat en las 60 plantas de beneficio que de manera pública y notoria se conocen en el Perú? ¿Alguna acción policial sobre los cientos de camiones volquetes en los que se transporta el mineral robado de concesiones formales? ¿La Marina seguirá volando las dragas que destruyen los ríos de la Amazonía?

2.011 homicidios es la suma total al 31 de diciembre para el año 2023. Un incremento de 34% respecto al 2023 según cifras de Sinadef. Las cifras de la policía son peores: 2.126 homicidios. De estos, la policía identifica a 1.125 como actos de sicariato. El 84% del total de los asesinatos se comete con arma de fuego, lo que indica el incremento en las formas violentas. Hasta el 2020, la presencia del proyectil de arma de fuego como causa de muerte no pasaba del 50% de los casos.

Este año sangriento ¿no merecía la atención presidencial? Pues prometió una escuela de oficiales, más gasto en vehículos y más cárceles “si son necesarias”. Punto. Nada sobre estas pavorosas cifras, nada sobre la escalada brutal de las extorsiones en el Perú y nada de los fracasados estados de emergencia que ella misma decretó. Como si los problemas más hondos del Perú no merecieran uno de los 37 minutos de su discurso.

Sé que la gran mayoría de los peruanos ya no escucha ni lee estos mensajes. Pero un acto de comunicación política tiene por objeto llegar al mayor público posible. ¿Cuánta gente puede estar interesada en escuchar algún mensaje político la noche de Año Nuevo? Una posibilidad es que este acto de comunicación política esté diseñado para un público pequeño y especializado. Si es así, ¿este era el discurso? ¿Omitiendo asuntos graves?

Mientras ensayaba y grababa su mensaje, la presidenta enviaba a su escolta de confianza a España como agregada policial, como premio a sus servicios. Esto indica lo mucho que vale su testimonio en el caso Cofre. Durante todo el discurso, no paró de sonreír. ¿Sería por eso? Nunca lo sabremos. Lo que sí podemos decir es que razón para tanta sonrisita no había en ese texto.

Rosa María Palacios

Contracandela

Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.