Opinión

Sol peruano, ¿el nuevo dólar latinoamericano?, por Kurt Burneo

“¿El actual fortalecimiento y mayor estabilidad reciente del sol están fundamentalmente bajo nuestro control en magnitud y permanencia en el tiempo?”.

kurt burneo
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Dada la caída del tipo de cambio (apreciación del sol) en las últimas semanas, escucho afirmar a algunos entusiasmados —y poco instruidos— opinantes que este (temporal) fortalecimiento podría convertir al sol peruano en una unidad de referencia monetaria para América Latina.

Pero se ha obviado en este iluso deseo no solo la temporalidad de este fortalecimiento, la ecogenicidad de los principales factores que lo sustentan y, por último, que, a pesar de todo, no hay indicios de que el dólar deje de ser aún dinero mundial al venir cumpliendo las cuatro funciones básicas: unidad de cuenta, medio general de cambio, medio general de pago y (aunque hoy algo más limitado) medio de conservación de valor. ¿El actual fortalecimiento y mayor estabilidad reciente del sol están fundamentalmente bajo nuestro control en magnitud y permanencia en el tiempo?

En lo que va del año, el sol peruano se apreció en 3,6%, el peso chileno en -4,7%, el peso colombiano en 8,2% y el peso mexicano en 9,2%. La apreciación del sol no es un evento nuevo, este ya se había apreciado 3,2% frente al dólar americano durante el año 2022. Adicionalmente, el Perú presenta una menor volatilidad cambiaria por unidad de tiempo. De la comparación referida líneas arriba, está claro que el precio del dólar es más estable en el Perú que en el resto del vecindario, pero ¿qué factores explican la dinámica del dólar?

Un grupo de factores exógenos a nuestra política macroeconómica relacionados con el tipo de cambio son decisiones del Banco Central gringo (FED), la inflación en EE.UU, la demanda de dólares en el mercado internacional, cambios en el techo de deuda en los EEUU, la situación en el resto de la economía internacional (nivel actividad, variación de precios, decisiones de los bancos centrales de la eurozona, China y Japón, por ejemplo).

Solo a manera de referencia, hasta hace algunos meses, la Fed venía elevando su tasa de interés de la política monetaria, con crédito más caro para enfrentar una ascendente inflación. Con ello nuestro BCRP también tenía que elevar su tasa de interés de política, no solo para enfrentar la inflación interna que estaba fuera del rango meta, sino para reducir la probabilidad de una desordenada fuga de capitales (por un mayor diferencial de tasas de interés), moderando una reducción de la oferta interna de dólares y presiones al alza del tipo de cambio, presiones que aparecen sin que hayamos tenido arte ni parte.

Sin dejar de reconocer que en parte la fortaleza del sol peruano responde a la declarada decisión de un Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) —con reconocida credibilidad institucional— de reducir la volatilidad cambiaria, en realidad esta capacidad en la práctica se encontraría limitada no solo por el stock y flujos de derivados por colocar, sino también más que por el monto de las Reservas Internacionales Netas, al 31 de mayo, de US$78.224 millones, por la posición de cambios de US$51.397 millones que sí son dólares del BCRP, limitaciones que vienen también de la magnitud de los cambios en variables macrointernacionales.

En teoría el BCRP solo se preocuparía por moderar la volatilidad cambiaria y no en revertir la tendencia del tipo de cambio, siempre que este no se salga de una banda preestablecida en un régimen cambiario conocido como flotación intervenida o “flotación sucia”. De otra parte, también hay indicadores macrointernos funcionales al fortalecimiento del sol, como un reducido déficit de la balanza en cuenta corriente, -1,7% PBI al primer trimestre de este año, habiendo sido -6,6% en el periodo similar en el 2022, aligerándose en consecuencia la presión de demanda por dólares.

En cuanto a las presiones por una mayor volatilidad cambiaria, estas surgen a partir de fluctuaciones del precio externo del dólar, inestabilidad política, expectativas sobre el tipo de cambio futuro, precios de metales en el mercado spot, entre otros factores. Moderar cambios abruptos del tipo de cambio como objetivo del BCRP busca reducir el riesgo sobre el patrimonio de empresas y familias, principalmente de aquellas que están endeudadas en dólares teniendo ingresos en soles ante subidas del tipo de cambio.

En suma, por supuesto que es deseable un tipo de cambio estable, pero también debemos reconocer que tal estabilidad se sujeta a no pocos factores exógenos de nuestra política macroeconómica, siendo la economía peruana una economía pequeña, esto es sin capacidad de influencia en variables internacionales como la tasa de interés, el precio externo del dólar, flujos de capitales, etc. Nunca estará de más una dosis de realidad en estos asuntos.