Celia Cruz, la ‘reina de la salsa', que dejó Cuba y a quien Fidel Castro nunca le permitió volver
"Dejé a mi mamá, dejé mi tierra, dejé mi vida, mi familia y a tantos amigos”, narró "La Guarachera" en el libro autobiográfico Celia, mi vida.
Un 16 de julio de 2003, Celia Cruz, la indiscutible ‘reina de la salsa’ y una de las figuras de mayor trascendencia de la música latina del siglo pasado, dejó este mundo víctima de un cáncer. Este 2025 se cumple 22 años de su partida.
Su nombre figura en la lista de cientos de cubanos que se exiliaron cuando la revolución cubana al mando de Fidel Castro ascendió al poder, en 1959. Un año después de su deceso la editorial Liberdúplex de Barcelona, España, lanzó sus memorias en un libro autobiográfico titulado Celia, Mi Vida.
El odio de Celia a Fidel Castro
En el citado texto, escrito en colaboración con la periodista Ana Cristina Reymundo, Celia recuerda las escenas que marcaron su camino antes y después de dejar su amada Cuba, el 15 de julio de 1960.
“Durante los primeros meses de 1959 tratamos de seguir con nuestras vidas, como siempre, pero era imposible. Esos meses siguientes a la entrada de ‘los barbudos’ a La Habana fueron de terribles angustias. El régimen se apoderó de todas las compañías, de todos los negocios, de todas las emisoras de radio y de la televisión. La situación se convirtió en un desmadre. Al régimen no le importaba la libertad de expresión artística para nada. Así que la Sonora y yo tomamos la decisión de irnos a México y trabajar allí, en donde sí había trabajo garantizado”.
El desprecio de “La guarachera“ hacia Castro era evidente, al punto de no cobrar por una presentación.
“Una noche, en el teatro Blanquita de La Habana, al terminar mi número todo el público me aplaudió. Ni esperé que se acabaran los aplausos. Viré la espalda y me fui porque Fidel estaba sentado en la primera fila. Al bajar las escaleras del camerino, vino el director artístico y me dijo: ‘Celia, qué pena que hoy no te puedo pagar, porque tú has sido la única que no le ha hecho reverencia al comandante’. Le contesté: ‘Si me tengo que rebajar para tener dinero, prefiero no tenerlo’”.
PUEDES VER La herencia rumbera del barrio
Celia dejó Cuba
Meses después, la intérprete de ‘La vida es un carnaval’ había logrado un contrato con La Terraza Casino y la Sonora Matancera se había agenciado otro en el Teatro Lírico de la Ciudad de México, lo que les aseguraba a los músicos ingresos sustanciales por varios meses en un país históricamente acogedor para los artistas cubanos.
“Nunca supe exactamente cómo hizo Rogelio Martínez para conseguir las salidas del país para mí y para todos los integrantes de mi Sonora Matancera, pero en ese momento él era el único que sabía que después de ese viaje jamás regresaríamos a Cuba”.
Celia no estaba preparada para dejar su patria en un momento que resultaba en extremo difícil para la familia, con su padre moribundo y su madre enferma de un cáncer terminal. La noticia del adiós definitivo llegó entrando al espacio aéreo mexicano.
“Cuando salimos del espacio aéreo cubano y ya estábamos por entrar en México, Rogelio nos dijo: ‘Caballeros…’ y viró los ojos para mirarme a mí, ‘este es un vuelo que no tiene regreso’. Todos nos quedamos fríos. Algunos de los muchachos se pusieron a llorar. Recuerdo que Pedro se quedó serio, me apretó la mano y yo solté el llanto. Dejé a mi mamá, dejé mi tierra, dejé mi vida, mi familia y a tantos amigos. Mi vida, tal como la conocía, había desaparecido para siempre”.
PUEDES VER Cuba mantiene las colas para comprar, pero declara ganada la batalla contra la COVID-19 [VIDEO]
La muerte de su madre y el impedimento de volver a Cuba
La salud de su madre se resquebrajaba poco a poco hasta que falleció el 7 de abril de 1962. La noticia la recibió cuando se preparaba para una actuación en Nueva York. Como miles de exiliados, la artista no recibió permiso para asistir al funeral de su progenitora y nunca más regresó a la isla.
“A principios de 1961 me llegó la noticia de que Ollita, mi madre, se había puesto muy mala. Me dijeron que estaba ya tan débil y tan enferma que ya no saldría de la cama. Quise regresar para estar con ella, pero tristemente ese viaje jamás se dio. A mí no se me permitió aguantarle la mano cuando se estaba muriendo. Fidel y su Gobierno nunca me perdonaron. Me castigaron por salir de Cuba no dejándome regresar para enterrar a mi mamá”.
“El día que la sepultaron en el cementerio de Colón sentí una rabia y una desesperación tan profunda que apenas podía con ellas. Ese día pensé que se me iban a secar los ojos de tanto llorar. Fue entonces que decidí no pisar nunca más suelo cubano hasta que no desapareciera ese sistema. Y por las dudas de que si desaparezca antes de que me muera ya me compré un terreno en un cementerio de la ciudad de Nueva York. Mientras Castro esté en el poder me rehúso a que me entierren en Cuba, aunque eso signifique que no reposaré al lado de mi Ollita en el cementerio de Colón”.
Celia Cruz es sin duda una referente de la música latina. Al momento de su muerte tenía 78 años, con más de cinco décadas de carrera y alrededor de setenta álbumes. En vida recibió el reconocimiento del público en Estados Unidos y en el resto del mundo. Las más importantes premiaciones internacionales distinguieron su talento. Múltiples discos de oro y cinco premios Grammy.
‘Cúcala, ‘Azúcar negra, ‘Que le den candela', ‘Bemba colorá‘, ‘Yo viviré‘, ‘La negra tiene tumbao', ‘Usted abusó‘, “El yerbero moderno” entre otros títulos quedarán grabados en el corazón de sus fanáticos.