El nuevo camino de la simulación quirúrgica en el Perú
Con el respaldo de la Universidad Científica del Sur, el decano Jordi Grau ha llevado la enseñanza quirúrgica en el Perú a un nuevo nivel con la apertura del Cadáver Lab. Con su innovadora técnica de embalsamamiento de cadáveres con el método Thiel, el proyecto pionero permite a médicos y estudiantes aprender de manera más realista y ética.
Un cuerpo humano descansa en una camilla metálica, sobre una tela color azul hospital. La piel del torso expuesto luce enrojecida, levemente brillante, al igual que los brazos. Desde la cadera hasta los pies, el sujeto de prueba está cubierto de una tela amarilla. Lo atraviesan cables conectados a aparatos que parecen medir sus signos vitales. Pero eso es imposible, porque se trata de un cadáver. La luz de la lámpara sobre la camilla se prende y seis hombres con batas de cirujano rodean al cuerpo. Minutos antes realizaban pruebas sobre un maniquí quirúrgico, pero ahora encienden pantallas, sondas y todo lo necesario para continuar con la demostración.
“En formol, ustedes jamás van a ver una pieza anatómica así”, dice Jordi Grau, decano de la carrera de Medicina Humana de la Universidad Científica del Sur. Las miradas de los asistentes a la inauguración del Cadáver Lab lo siguen con atención. Lo que ocurre en la sala de operaciones, donde trascurre la prueba de simulación quirúrgica, es filmado en tiempo real para que las personas que están afuera y no perciben el fuerte aroma a cresol observen y aprendan. El laboratorio es un hito para la educación médica en el Perú. Es ciencia y es historia.
Este lugar se diferencia de otros similares por la técnica de embalsamamiento que emplea para conservar los cadáveres: el Thiel.
“¿Qué es el Thiel? Esto es el Thiel”, dice Grau, señalando en una pantalla una fórmula inentendible para personas ajenas a la medicina. Con una sonrisa de regocijo, en medio de su barba tupida, asegura que pueden tomarle fotos, sin restricciones, porque difícilmente alguien podrá replicar aquellas anotaciones. Pocas universidades en el mundo cuentan con la infraestructura y capacidad para poner en práctica la técnica que permite recuperar el 95% de las características que un cuerpo humano tenía cuando estaba vivo.
Jordi Grau es Decano de Medicina Humana y Vicerrector Académico de la Universidad Científica del Sur. Foto: John Reyes / La República
El camino del decano
Varios años antes de ser el peruano que dirige el primer Cadáver Lab que aplica Thiel en Latinoamérica, Jordi Grau interrumpió sus estudios de especialización en cirugía. Había decidido cursar medicina, aunque en su familia más cercana no había médicos.
Crecer junto a un padre ingeniero mecánico, que arreglaba cualquier aparato en casa, le enseñó a reparar de todo por sí mismo, y a estar preparado para cualquier imprevisto. “Si hay una catástrofe mundial, probablemente el único que sobreviva sea yo”, afirma, mientras cuenta que lleva un tanque de oxígeno en su auto desde que era estudiante universitario.
Antes de seguir el camino de la medicina, Jordi de 16 años ya había visto cadáveres. Quiso ser rescatista de playa y se metió a un curso de salvataje. Vio personas ahogadas. También pensó dedicarse a las artes plásticas. Le gustaba pintar y afirma que es bueno dibujando rostros, cuerpos y arte figurativo. Pero descartó esa opción. “Descubrí que puedo ser médico y ser artista de hobby, pero al revés sería imposible”, reflexiona.
Ya graduado, y en búsqueda de aprender lo que consideraba más difícil en su campo, se encaminó en una especialización para ser cirujano. Pero cuando su papá fue diagnosticado con cáncer, tuvo que volver al Perú y dejar sus clases de posgrado en España.
Con la prioridad de acompañar a su papá hasta el final, Jordi redirigió su carrera. Mientras trabajaba de médico general, decidió cursar una maestría sobre gestión administrativa. “Estaba un poco harto del sistema de atención médica y quería aprender cómo hacer para cambiar eso”, recuerda. Sus siguientes trabajos encauzaron su aprendizaje.
En 2020, tras una invitación y luego de pasar una serie de pruebas, lo nombraron decano de Medicina Humana en su alma máter. Su objetivo central era innovar. “Empecé a buscar qué herramientas pedagógicas existen en el mundo para no seguir haciendo más de lo mismo”, explica el actual doctorando en Educación.
“En vez de impactar en un paciente, impacto en miles de alumnos que tienen que formarse de manera correcta para ayudar a miles de pacientes”, dice. “Lo mismo con el Cadáver Lab, son miles de especialistas que mejoran su técnica para impactar en macro en la sociedad”.
El Cadáver Lab está equipado para simular procedimientos quirúrgicos y radiológicos complejos. Foto: John Reyes / La República
Perú: referente regional
El Cadáver Lab, ubicado en la sede principal de la Universidad Científica del Sur, consta de tres espacios. El primero es el área de preparación de cadáveres, una habitación fría y de paredes blancas, con un olor similar al formol. “Aquí recibimos al cuerpo donado, lo metemos al congelador para mantenerlo hasta cuando decidimos embalsamarlo. Luego se prepara y se mete al tanque”, detalla Grau.
Desde allí, una puerta doble conduce al área académica. “Es donde llegan los profesionales o los médicos en formación”, indica. Los cadáveres, ya preparados, son trasladados a esa parte para estudios o talleres de especialización, y luego vuelven a ser guardados. Finalmente, en otra sala continua está el auditorio. “Está conectado por circuito de audio y video cerrado que me permite tener entre 18 a 24 personas haciendo el ‘WorkShop’. Pero puede tener hasta 100 personas viendo lo que pasa”, precisa Jordi.
El equipo tras el Cadáver Lab “ha pensado un poco en todo”, también hay vestidores y área para break. La expectativa de recibir muchas visitas internacionales en los próximos años es alta. “Así como los peruanos viajamos mucho a Europa o Estados Unidos para poder hacer esto, lo mismo pasa con los chilenos, los bolivianos, los argentinos. Ahora tienen un lugar como este cruzando sus fronteras”, afirma. Con la seguridad de haber visitado los mejores laboratorios del mundo, Jordi asegura que el Cadáver Lab del Perú es uno de ellos.
Actualmente, la Universidad Científica del Sur cuenta con seis cadáveres embalsamados en Thiel. Uno de ellos, preparado con expertos de la Universidad de Dundee. Foto: John Reyes / La República
La alta inversión para el equipamiento y buen funcionamiento del Cadáver Lab está justificada, asegura Jordi. “Somos nuevos, pero aprendimos de los mejores”, destaca. Un equipo de especialistas de la Universidad de Dundee vino desde Escocia para capacitarlos. También se cuenta con los implementos de embalsamamiento de industrias altamente calificadas. A diferencia de los cuerpos embalsamados en formol, los que se conservan con Thiel pueden ser usados diez veces más. Para eso cuentan con protocolos para un tratamiento ético y adecuado, sin escatimar gastos. “Son personas que dan su cuerpo a la ciencia, no pueden ser tratados como un insumo mal preservado. Es lo correcto y es lo que se debe hacer”, puntualiza.