Agencias

El Louvre propone un diálogo inédito entre el arte y la moda


Lugar de inspiración para modistos durante décadas, el Museo del Louvre les devuelve el favor a partir del viernes de la mano de un centenar de creaciones de las grandes casas de costura, protagonistas de un diálogo inédito con sus colecciones.

El Louvre es el museo más grande del mundo y cuenta con su propia ala dedicada al arte del vestir y del diseño, pero esta es la primera vez en su historia que inserta vestidos de Dior, Saint-Laurent, Chanel, Balenciaga o Dolce&Gabbana en sus salas.

En total, casi 50 salas con creaciones de 45 creadores. Un periplo a lo largo de 9.000 metros cuadrados, todo un desafío para el visitante.

"Louvre Couture" (abierta hasta el 21 de julio) es un símbolo "de nuestra ambición de proponer una relectura de las colecciones del Louvre a nuevas generaciones de visitantes", explicó a la prensa Laurence des Cars, presidenta y directora del museo.

La muestra se abre con una creación de la primera colección de alta costura Christian Dior, en 1949.

"Museo del Louvre", un vestido de noche de seda blanca bordada de negro, era uno de los preferidos de Gala, la esposa del pintor Salvador Dalí, explica Olivier Gabet, comisario de la exposición.

La cultura bizantina, con sus dorados, sus púrpuras y sus figuras hieráticas, inspira a Versace o Dolce&Gabbana.

"Mosaico Sartoriale" es la propuesta de D&G (que también son objeto de una gran retrospectiva en el Grand Palais de París): un vestido de falda corta, de lana impresa con un mosaico bizantino, bordada con cristales, pedrería y lentejuelas.

- Los paseos de Lagerfeld -

Karl Lagerfeld amaba pasearse por los pasillos del Louvre para buscar inspiración. En una de esas ocasiones lo logró en forma de un tocador del siglo XVIII azul y blanco, que le inspiró una de sus últimas creaciones en 2019: una chaqueta bordada estilo Chanel, con una larga falda de plumas de avestruz.

Una chaqueta de acero pulido de 8 kg de peso, hecha de una sola pieza, creada por Jonathan Anderson para Loewe, fue una de las obras más comentadas en la temporada 23/24.

Está colocada en una sala de armaduras militares renacentistas, al igual que un espectacular vestido metálico y brillante de Demna para la firma Balenciaga, o un vestido mini de placas metálicas de Paco Rabanne de 1968.

Balenciaga pasó a la historia de la moda como un maestro rupturista. Pero sus clientas amaban posar "en salones repletos de arte clásico", como recuerda el comisario de la exposición.

Una sala especial es la que expone juntos los trajes de la Orden del Santo Espíritu, fundada por el rey Enrique III de Francia, junto a creaciones de marcas como Schiapparelli o Balmain.

Una capa de terciopelo negro bordada con estrellas de hilo de plata de uno de los caballeros de la Orden se contrapone con la ligereza de una estructura metálica dorada de Schiaparelli que hace de la modelo un homenaje al sol y a las estrellas.

Yves Saint Laurent vistió en 1997 a la modelo Claudia Schiffer de marquesa lista para la boda con un largo vestido blanco con estampado floral. Al lado, un sillón del siglo XVIII de tonos parecidos.

El Louvre albergará el próximo 4 de marzo una gala de donantes en la que la moda tendrá un lugar destacado.

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