Opinión

Caso Sodalicio: “Santiago” responde al encubrimiento de los fariseos, por René Gastelumendi

Conozco personalmente y hace mucho tiempo a “Santiago”, a tal punto que, esta vez, la mitad de la columna la ha escrito él. Impactado por la disolución de la secta, coincidentemente, apenas días después de haber presenciado el afloramiento de un vigoroso fariseísmo con la censurada obra “María Maricón”, “Santiago” me alcanzó una reflexión sobre estos hechos.

René Gastelumendi
René Gastelumendi

Gracias y aplausos a los periodistas Paola Ugaz, Pedro Salinas y Daniel Yovera, por su incansable, abrumadora, desgastante, admirable, realmente épica lucha contra la oscuridad religiosa, la pederastia y la corrupción financiera que envuelve el ultra conservadurismo y revelarlo.  Doy fe de todo lo que han padecido y de cómo nunca se rindieron por más días imposibles que sufrieron. A pesar de tener la vida cuesta arriba, lograron activar la justicia terrenal y hasta “divina”.

Gracias a Luis Enrique Escardó, en los mismos términos, la primera víctima en denunciar los abusos del Sodalicio y gracias igualmente a “Santiago”, por compartir su lacerante, pero, necesario testimonio sobre una de las manifestaciones más descarnadas del abuso sexual, que es cuando proviene de alguien que se arroga la representación o interpretación de lo divino. Gracias también a todas las otras víctimas por su valentía.

Conozco personalmente y hace mucho tiempo a “Santiago”, a tal punto que, esta vez, la mitad de la columna la ha escrito él. Impactado por la disolución de la secta, coincidentemente, apenas días después de haber presenciado el afloramiento de un vigoroso fariseísmo con la censurada obra “María Maricón”, “Santiago” me alcanzó una reflexión sobre estos hechos. Un texto muy potente que duele tanto como cura.

Santiago se refiere a cómo aquellos que niegan o hasta encubren la miseria de fondo, sí se rasgan las vestiduras por las formas. A cómo le dieron la espalda los que hoy rezan el rosario, comulgan cantan en misa o cargan al Señor de los Milagros. A cómo, en buena cuenta, el fanatismo religioso se aleja tanto de la figura de Jesús.

A pesar de la traición sufrida, de tener el corazón roto por el cristianismo institucional, corporativo, cuando de joven buscaba a Jesús, Santiago recurre a la fuente, a los propios textos bíblicos para responder, desde el mensaje real, crudamente piadoso de la figura de Jesús, a la tan contradictoria religión corporativa, cuya postura es adoptada por el ultra conservadurismo de manera tan confrontacional e insana. 

Horas después de haberme llegado el texto, el fariseísmo que hoy sería capaz de descalificar y enmendarle la plana al propio hijo de Dios, tuvo más insumos para replantearse, debido a un último dato surgido desde el inframundo del encubrimiento con sotana y con silicio. El País reveló la existencia de una denuncia de abuso sexual contra Juan Luis Cipriani. Sin embargo, el diario español también nos recordó el papel del ex cardenal en las denuncias contra el disuelto Sodalicio: “…Cipriani ignoró a las primeras víctimas que fueron a denunciar los abusos al arzobispado de Lima en 2011. Cuando estalló el escándalo en 2015, tras la publicación de “Mitad monjes, mitad soldados”, llevaban cuatro años sin recibir una sola llamada o noticia de sus denuncias. Cipriani llegó a ser investigado entonces en los tribunales por encubrimiento de los abusos de la secta, una causa que fue archivada…”. Más oscuridad revelada, más pertinencia para las impostergables palabras de “Santiago”:

La Piedra del Castigo

Me ha dejado atónito como el afiche “María Maricón” ha hecho aflorar la ignorancia y el miedo en mi querida Lima, sacudiéndola con terremotos teo-telúricos que han producido un alarmante escándalo en las esferas católicas, llegando a trascender hasta donde no debería y han castigado sólo inocentes.

Años atrás, deseé que la presentación del libro Mitad Monjes Mitad Soldados, con sus revelaciones y testimonios — incluido el mío, bajo el seudónimo de Santiago, suscitase un escándalo de tal magnitud que sacudiría la Iglesia, repercutiría lo esperado y los culpables, por lo menos, se disculparían mirando a los ojos. Pero no, me engañé:

Con estos dos párrafos quiero mostrar los dos pesos y dos medidas [Prov. 20:10] usados por los católicos como artimaña en estos temas comprometedores que, sin ellos notarlo y gracias a la inclinación del fiel de la balanza, revelan el grado de su conservadurismo. Usando estas abominaciones de doble moral, imploran por la muerte de imaginarios blasfemos y rezan compulsivamente rosarios por la restauración de pedófilos y sus cómplices.

Estos dos acápites son también un paralelo a las dos piedras de los evangelios: "Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer" a Jesús antes de apedrearla porque fue "sorprendida en el mismo acto de adulterio" [Juan 8:3 RVA-2015]. Fiel a su mensaje de amor, perdón y esperanza, dijo: “el de ustedes que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.”.

Lejos de la enseñanza del maestro, los escribas y fariseos contemporáneos, sin sorprender a nadie en acto alguno (ni siquiera el teatral) elucubraron una enferma narración sobre un afiche, una imagen que ha generado un inhumano apedreamiento a gente inocente, joven. ¿Por qué los lapidan? Porque letras de un cartel producen, en las mentes tradicionalistas, inusitados delirios adulterados.

En contraste, inocentes, jóvenes, niños, vulnerables... “a cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le atara una gran piedra de molino al cuello y que fuera echado al mar” [Marcos 9:42 RVA-2015]. Ésta es posiblemente la sentencia más feroz de Jesús en los evangelios, es tan contundente que reverbera en tres de ellos [Mateo 18:6, Lucas 17:2 y el citado Marcos] pero que, por conveniencia abominable, es arrinconada bajo la alfombra de las sacristías.

Todos éramos jóvenes, vulnerables... fui un niño llamado por el carisma de un católico para, como un buen soldado de Cristo, mejorar el mundo. Pero fue un lobo, con piel de falso gurú, quien con perversidad me hizo tropezar y caer con la intención de robarme el alma. ¡Y lo consiguió!

Pocos años después del delito, presenté mi denuncia al padre responsable quien, en lugar de acogerme, me hundió en el silencio de un sórdido mar, atándome a una piedra de molino.
Así continuaron los hombres de la Iglesia: “ellos hacen tanto bien… perdónalo como Jesús nos enseñó.” [mantente sumergido bajo el lodo, no seas importuno con tus pesadillas desalmadas. Nadie ha sumado tantos curas ultras ni llenado las arcas como ellos.].

¿No era para ser al revés? El pequeño que sufrió el engaño fui yo, al igual que decenas de bien intencionados jóvenes. ¿No es el fundador del Sodalicio y sus cómplices de la generación fundacional, aquellos que nos pusieron un skándalon (piedra en el camino)  con la intención de abatirnos, los que debían recibir la piedra de molino y ser arrojados al mar? ¿Qué pasó? ¿Qué carisma es este?

El papa me ha dado esperanza de justicia: es comprensivo con la diversidad sexual y poco tolerante a los delitos sexuales. Él muestra claro contraste con aquellos católicos que calumnian, engañan, denigran y desacreditan, en sus lindos blogs y videos, fervorosos por contagiar su peculiar sexualidad.

Con esta esperanza en el pecho, espero justicia terrenal para todos. Los que fuimos chamuscados en el carisma del fundador y por sus clonados, para los dañados irreparablemente, para los que tuvieron sus carreras amputadas, para los que perdieron el sueño y sus sueños, para los que quedaron huérfanos de padres vivos, para los que nunca visitarán un invernadero, para los que odian bonsáis, para los talados, cercenados, amputados en partes que nadie ve. También, ésta esperanza está para los que aún están en Aparecida, que la señora a quien le rezan, aparezca e, iluminada, les muestre el camino de salida.

Santiago, de Mitad Monjes Mitad Soldados