Solo a partir de fines del siglo XV e inicios del siglo XVI, el mundo se vuelve “universal”, tal como lo entendemos ahora. Antes, existían varios mundos que no tenían conocimiento unos de otros. Cada mundo era un universo: geografías naturales y humanas finitas. En ese entonces, existían distintas y plurales sociedades internacionales que correspondían, de una u otra manera, a cada uno de esos mundos separados. En cada uno de estos mundos se desarrollaron civilizaciones con diversas lenguas, culturas, religiones, economías y sistemas políticos. Se trataba de verdaderas sociedades internacionales particulares.
Una “sociedad internacional” supone la historicidad de las relaciones humanas y sus instituciones. Consiguientemente, el concepto no prejuzga sobre la organización social, política y económica de las comunidades políticas independientes o sobre la estructura misma de las formaciones estatales. Las sociedades internacionales, en una perspectiva histórica, han estado conformadas por una pluralidad de formas estatales, desde los Estados prístinos y arcaicos de la antigüedad hasta el Estado-nación moderno.
En ese contexto, es posible afirmar que las relaciones internacionales, como un complejo relacional de unidades políticas diferenciadas, tienen en el caso del Perú una existencia y un desarrollo que anteceden a la formación del Estado peruano en su conformación republicana. Las sociedades, comunidades políticas, reinos, behetrías, confederaciones regionales y estados imperiales panandinos que interactuaron en el Perú antiguo conformaron una de las sociedades internacionales que han marcado la evolución de la humanidad.
La sociedad internacional particular andina comenzó a formarse hace aproximadamente 5.000 años, cuando la organización social progresivamente jerarquizó el poder, y dejó de basarse exclusivamente en relaciones de parentesco para centrarse en la apropiación de un excedente económico y en el acceso al ejercicio del poder político, la administración de los recursos, la religión y las reglas de conducta social por parte de un grupo social diferenciado. Adquirió forma estatal aproximadamente en el 2.600 a.C. con el surgimiento del estado prístino de Caral, que integró centros urbanos diferenciados, los cuales antes de su asimilación tenían “su territorio, su sistema productivo, su gobierno y sus actividades políticas y religiosas de ámbito local” (Shady).
Mil quinientos años después, en Chavín, se produce otro proceso de irradiación panandina, también absorbido por la tendencia histórica dominante de la diversidad de unidades políticas autónomas. Desde el siglo II a. C. se consolida la multipolaridad del sistema internacional andino. Es el llamado período de los desarrollos regionales. Conviven e interactúan en la costa y en la sierra diversas sociedades políticas con gobiernos autónomos, fuertemente jerarquizadas en clases o estamentos sociales, y con cosmovisiones, culturas, lenguas, religiones y prácticas sociales diferenciadas. Durante este periodo, hubo desarrollos simultáneos y disímiles en el manejo de conocimientos y tecnologías aplicadas a la agricultura, al uso y canalización del agua, la cerámica, la arquitectura, la guerra y la negociación diplomática basada en la reciprocidad como medio de solución de conflictos.
Desde el siglo IX d. C. hasta el XII d. C., en Ayacucho, el estado Wari inició un proceso de expansión y dominación, conquistando otros pueblos. La guerra fue el instrumento decisivo en los conflictos de los reinos teocráticos. Los wari edificaron el primer imperio panandino. La pax wari fue una paz consolidada: desaparecieron las frecuentes guerras entre regiones vecinas y se impuso, probablemente, un sistema de redistribución política de bienes y servicios mucho más racional que los sistemas regionales que hasta ese momento regían.
Tras la caída del imperio wari, retornó la estructura multipolar de poder, con diversos y plurales reinos de alcance local o regional, como el reino chimú o chimor, el estado chanca y otras formaciones políticas como los quechuas, huancas, chinchaycochas, rucanas o andamarcas, así como los reinos y señoríos aimaras. También surgieron estructuras estatales menores como reinos locales, behetrías, curacazgos, curacazgos federados y señoríos, que también eran estados prístinos independientes.
En la fase final de esta evolución autónoma del hombre y la sociedad en el Perú, en el siglo XV, los quechuas del Cusco iniciaron un proceso de transformación productiva, social, política y militar que condujo al fin del sistema multipolar de los reinos y estados regionales, para instaurar y consolidar el imperio universal del Tahuantinsuyo. Este proceso duró aproximadamente cien años.
La expansión del imperio y la pax inca se obtuvieron a través de los instrumentos tradicionales de la política exterior: la guerra, la negociación, las alianzas y el intercambio de recursos naturales y manufacturas, aplicando en todos estos instrumentos la reciprocidad. Los cronistas han legado numerosos relatos de las prácticas de la diplomacia inca. Cieza de León reseña la paz por la negociación:
“Llegado el tiempo salió el Inca, bien acompañado de los suyos, y fue hazia Collasuyu, que es al mediodía de la ciudad del Cozco. Convocaron a los indios, persuadiéndoles con buenas palabras, con el exemplo, a que se sometieran al vasallaje y señorío del Inca y a la adoración del Sol. (...) Los ganaron, y no con pujanza de armas, sino con persuasiones y promesas y demostraciones de lo que prometían...Tuvieron grandes mañas para, sin guerra, hazer de los enemigos amigos”.
El testimonio de Garcilaso sobre la solución pacífica de los conflictos es también elocuente:
“Si se levantaba alguna disensión entre dos reinos y provincias sobre los términos o sobre los pastos, embiava el Inca un juez de los de la sangre real que, haviéndose informado y visto por sus ojos lo que a ambas partes convenía, procurasse concertarlas, y el concierto que se hiciese diesse por sentencia en nombre del Inca, que quedasse por ley inviolable, como pronunciada por el mismo rey”.
La caída del imperio, tras la guerra colonial de España, puso fin a la sociedad internacional particular andina y la integró en la emergente sociedad internacional universal.
Exministro de RREE. Jurista. Embajador. Ha sido presidente de las comisiones de derechos humanos, desarme y patrimonio cultural de las Naciones Unidas. Negociador adjunto de la paz entre el gobierno de Guatemala y la guerrilla. Autor y negociador de la Carta Democrática Interamericana. Llevó el caso Perú-Chile a la Corte Internacional de Justicia.