Opinión

Padre soltero 2023, por René Gastelumendi

"Hoy nos vamos juntos, a dejarte de regreso a Florida, con tu polo de “peruanita bonita”, felices, tristes, felices. Gracias a Dios, a quien sea".

RENÉ
RENÉ

Han sido casi tres meses maravillosos, querida hija. Cumpliste 8 años acá, en tu país, tu patria, como ahora la llamas. Todos, salvo uno, el primer año que te fuiste a la multilatina Florida con tu mamá, cuando cumpliste seis. Ahora has cumplido años aquí porque tus vacaciones de verano coinciden. ¡También pasamos juntos el Día del Padre!

Tanto renegaba yo de lo excesivamente patriótico y aquí me tienes celebrando que te sepas las dos primeras estrofas del Himno Nacional, el famoso “somos libres”, hasta en piano. Ceviche, chaufa, pollo a la brasa, papa a la huancaína, chicha morada, todo lo que te encanta, al punto que tienes la fantasía de poner un restaurante de cocina peruana que vas a llamar “Laco Perú”, por la comida y la cocina, según me explicas.

Dos meses y medio en los que me habría sido imposible trabajar sin la ayuda de Zila, tu nana de siempre, de la familia y de los amigos y amigas del barrio.

Me has despertado temprano cuando me acostaba tarde tras algunas noches de baile, me abrías los párpados reclamando mi atención o que te prepare el desayuno.

Me has acompañado al canal aprovechando algunos reemplazos nocturnos que me tocaron, te emocionaste en el set, con los camarógrafos, con la aún vigente tele. Has alucinado cuando algún parroquiano o parroquiana me reconoce en la calle y por ahí me pide una foto inmerecida. Has hecho tu primer reportaje sobre la luz interna del refrigerador, demostrando que se apaga cuando cierras la puerta. Has grabado locuciones imitando a Dina Boluarte en su larguísimo discurso presidencial, has sentido un poquito lo que es ser periodista mientras te mostraba reportajes antiguos hechos por tu padre.

Has destruido varios adornos, manchado algunos libros, has ensuciado las paredes. Me has acompañado a correr tabla. He tratado de explicarte la pobreza que veíamos, la riqueza que veíamos, sobre los incas, etc.

Te enamoraste de Fleetwood Mac. Has visto de cerca pelícanos, lobos de mar y hasta pingüinos en las rocas de la playa con facilidad inusitada.

He aprendido a cocinar un poco más, a tener más paciencia con las renegadas, a compartirte, a extrañarte bonito, sabiendo que pronto nos vamos a volver a ver y que solo faltan nueve meses y medio para que vuelvas a tu país porque esta Navidad te toca con tu madre. Hoy nos vamos juntos, a dejarte de regreso a Florida, con tu polo de “peruanita bonita”, felices, tristes, felices. Gracias a Dios, a quien sea.