No somos un país de tontos, por Pedro A. Castro

"El resultado es una severa recesión económica y una ahondada crisis política donde no hay nada rescatable, todo está podrido y para salvar al país se necesita amputar, cercenar en las próximas elecciones a políticos y partidos putrefactos que viven como sanguijuelas del Estado".

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), más de 8 millones de peruanos se encuentran en el segmento poblacional “jóvenes”, representando el 23% del total de la población peruana. Juventudes que reparten su vida entre trabajar, estudiar y –lamentablemente– un 18% que no hace ninguna de las dos actividades, tal vez los más propensos y proclives a caer en las altas expectativas y colosales falacias que los candidatos prometen en cada campaña electoral.

Hagamos un veloz recorrido a las siete últimas campañas electorales y las frases que destacaban para lograr convencer a un peruano demasiado crédulo y poco analítico: Alan García en 1985 convenció a los ahora cincuentones con “Mi compromiso es con todos los peruanos”, le faltó completar el eslogan “…con todos los peruanos que tengan carné aprista”, porque inundó las instituciones públicas de compañeros. Llegó Fujimori con “Honradez, Tecnología y Trabajo” y ya sabemos que de honradez no tuvo mucho que digamos. La posta la tomó Toledo ofreciendo “Más trabajo”, pero terminó siendo un Gobierno impopular que se repartió el Perú entre los amigotes del “Pachacútec 2.0” y su esposa Eliane Karp.

Vino el turno, nuevamente, para un Alan García que retornaba del exilio, apelando al voto de los que no vivieron su primer Gobierno y, en tono de reguetón, aseguraba “Ganan los jóvenes, gana el Perú!”, pero entre narcoindultos, aceitadas y faenones ya sabemos quiénes se llevaron la tajada más grande. Entonces le tocó a un aleccionado Humala, prometiendo justicia social y “Amor por el Perú”, pero antes de la segunda vuelta ya le habían enmendado la plana, impuesto una hoja de ruta y hasta le cambiaron de ropa. Un tibio de esos que avergonzaría a cualquiera. Aparece un PPK prometiendo que esta vez “Se acabó el recreo”, logrando que un gran porcentaje del voto joven se vaya con él, toda una revolución y esperanzas que se disiparon entre el pecho frío del octogenario y la frivolidad de su gabinete.

Y no contentos con todo el caos, decidimos darle la oportunidad a un profesor incapaz de pronunciar una sola idea coherente en campaña, cercado por un partido plagado de incompetentes y liderado por un exconvicto sentenciado por corrupción. El resultado es una severa recesión económica y una ahondada crisis política donde no hay nada rescatable, todo está podrido y para salvar al país se necesita amputar, cercenar en las próximas elecciones a políticos y partidos putrefactos que viven como sanguijuelas del Estado. Demostremos que no somos un país de tontos.

Pedro Castro Balmaceda

Piurano, Comunicador Social y Administrador. Fui periodista más de un lustro y desde hace una década trabajo en Relaciones Comunitarias, pero siento que entre ambas profesiones existe una similitud: la sensibilidad social. Me gusta leer y escribir, tengo cuentos sin publicar y una novela a mitad de camino por falta de inspiración y valentía.