Opinión

Justicia para Mariella Barreto

La impunidad del horrendo crimen contra la agente del SIE ha llegado a su fin.

Editorial
Editorial

Fueron necesarios 26 años de impunidad para que Mariella Barreto Riofano, la exsuboficial del Ejército peruano y agente del SIE, encuentre justicia, luego de ser desmembrada y arrojada en una bolsa de plástico El 23 de marzo de 1997, fue hallada degollada, sin cabeza, en el kilómetro 25 de la vía a Canta.

El crimen fue responsabilidad del grupo Colina, que quiso así evitar más filtraciones a la prensa de los planes del Gobierno fujimorista y del propio Vladimiro Montesinos para permanecer ilegalmente en el poder, atentar contra periodistas y medios de prensa independientes y seguir la senda de enorme corrupción que estaban protagonizando.

Para escarmentar a quienes, desde las entrañas del monstruo fujimorista estaban tratando de sacar a la luz algunos de sus peores crímenes, se cebaron en figuras como Mariella Barreto, a quien mantuvieron bajo tortura en calabozos, mientras duraba su gestación. Una vez nacida la niña, la agente fue fríamente asesinada y se conocieron de otros casos de tortura y agresión contra integrantes del servicio.

El padre de Mariella Barreto persistió años en la denuncia y no cesó su lucha en procura de sanción para Martín Rivas, el jefe del grupo Colina, expareja sentimental de Mariella y padre de su primera hija, junto con él, también para los autores mediatos y materiales del abominable crimen.

Por ello, la Cuarta Sala de la Corte Superior de Lima ha sentenciado, hace unos días, a los culpables de la muerte de Mariella Barreto: Martín Rivas, con 23 años; Vladimiro Montesinos, con 23 años; Edmundo Sánchez, con 15 años y José Salinas, con 8 años.

Estas sentencias se contabilizarán, sin embargo, como parte de la sanción mayor que ya están pagando los imputados, por otros crímenes. Esta decisión judicial genera reacciones adversas aunque también se trata del punto final para un caso judicial que estuvo largos años esperando solución.

Mariella Barreto es el símbolo de una época que esperemos, no regrese nunca. Sin justicia, sin libertades, bajo una dictadura que asesinó, robó y despreció a los ciudadanos, comprando conciencias en la política, los medios de comunicación, el sistema electoral y la administración de justicia. Finalmente, el fujimorismo pudo ser derrotado en las urnas y aún hoy, 26 años después, se aplican sanciones a quienes equivocadamente se creyeron impunes.