Opinión

Bicameralidad, pero no así

Es una reforma esencial, pero sin participación ciudadana es un ‘caballazo’.

EDITORIAL
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Sin mayores inconvenientes, se puso en agenda la reconsideración para impulsar nuevamente el debate de la bicameralidad y se aprobó por una votación que superó largamente la cifra necesaria: 87 votos a favor. De esta manera, la Comisión de Constitución, que preside Hernando Guerra García, replanteó la propuesta original y la pasó a exponer al Pleno.

Una vez allí, no logró superar la barrera de 87 votos necesarios para prescindir de un referéndum de consulta popular. Se aprobó, en última instancia, la reconsideración planteada por Fuerza Popular al final de la primera votación y el referéndum quedó en stand by, hasta que se reinicie el debate para consensuar nueva fórmula.

El nuevo texto establece la existencia de 2 cámaras compuestas por 60 senadores y 130 diputados con la posibilidad de incrementar el número de representantes con votación simple e incorpora la posibilidad de postulación del candidato presidencial o vicepresidencial a una curul, que no se consideraba posible en nuestro marco legal actual.

Son modificaciones a nuestra Constitución que necesitan una consulta popular. El principal cuestionamiento a ellas es que merecen la participación mayoritaria de la ciudadanía para que ganen coherencia y licencia social. No hay que olvidar que en el referéndum organizado en el gobierno del presidente Vizcarra, los votos contra las 2 cámaras superaron los 13 millones. Es decir, la más amplia mayoría rechazó esa reforma.

También, se trata de la necesidad de producir las reformas políticas para que la bicameralidad resulte siendo el principal referente de un conjunto de cambios destinados a superar el nefasto nivel alcanzado por la política tradicional, que ha mostrado su peor rostro en estos 7 años de altísima rotación presidencial y total inestabilidad política.

Hay algunas propuestas vinculadas a la reelección inmediata de los actuales congresistas que se mantienen tal cual la versión original. Es complicado que una representación que en conjunto apenas supera el 6% de aprobación ciudadana pueda aspirar a volver a sentarse en una curul, en el proceso electoral del 2026. Poco puede aspirar a conseguir este desprestigiado poder del Estado con esas modificaciones ad hoc a la Constitución. Pero sin duda y en el marco de las reformas políticas que sean necesarias, la bicameralidad podría alentar el cambio sustancial en la calidad de la democracia que requerimos con urgencia.