Opinión

Política monetaria, ¿infalible?, por Kurt Burneo

La inflación puede también responder a factores adversos de oferta –sobre los cuales el BCRP no tiene injerencia–, como alzas en costos de insumos importados, combustibles, fletes, etc.”.

Durante mucho tiempo, una equivocada –y también muy popular– afirmación sobresimplificada de algunos poco informados medios de comunicación refería que la política monetaria a cargo del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) era casi omnipotente para mantener la estabilidad de precios. ¿Realmente lo era? Ahora que desde el segundo semestre del 2021 se evidencia que la inflación anualizada a marzo 2023 es 8.4%, ha estado bastante por encima del 3% anual, puesto como límite por el BCRP. ¿Qué ha venido pasando? En línea a esta última pregunta, ¿qué efecto principal ha tenido la política monetaria realizada? En la academia, actualmente, ¿se están repensando los fundamentos de la política monetaria en la práctica? Presentaré una inicial aproximación sobre estos asuntos.

La errada infalibilidad –atribuida a la política monetaria del BCRP– podría estar sustentada, cuando la subida de precios sea solo por aumentos del gasto (o demanda), por encima de incrementos de la oferta de bienes y servicios. Para enfrentar la inflación resultante, la receta convencional es conocida: elevar la tasa de interés como política monetaria, encareciendo así el costo del crédito y quitarle la vida al consumo y la inversión. La consecuencia del enfriamiento del gasto resultante explica que hasta el propio BCRP reduzca la proyección del aumento del consumo privado en su reporte de inflación de marzo de este año de 3 a 2.8% y la inversión privada de 1 a -0.5%. ¿No se les estará pasando la mano? Considérese que los cambios en la tasa de interés de política monetaria tiene un efecto diferido –de varios meses– sobre el costo crediticio de distintos productos financieros.

Por otro lado, la inflación puede también responder a factores adversos de oferta –sobre los cuales el BCRP no tiene injerencia–, como alzas en costos de insumos importados, combustibles, fletes, etc. –donde la decisión de política aplicada fue contraer la demanda para no validar precios más altos–, vía subidas de la tasa de interés, en este caso de mayor magnitud en espacios temporales más reducidos. ¿Y qué sucede en la academia sobre la política monetaria convencional?

 BCRP redujo su estimado de crecimiento del PBI de 2,9% a 2,6% para este 2023. Foto: difusión

BCRP redujo su estimado de crecimiento del PBI de 2,9% a 2,6% para este 2023. Foto: difusión

Se reconoce en principio que el contexto en el que se ha venido aplicando la política monetaria actual se enmarca con la ocurrencia de nuevos factores: cambio climático, envejecimiento de la población, innovación tecnológica, cambios en precios relativos de bienes y servicios como de insumos; aparición del dinero electrónico; todo lo cual limita los grados de libertad para tomar decisiones de política macro en general y monetaria en particular; contextos más volátiles y retos subyacentes en materia de políticas. Gita Gopinath, del FMI, desde tiempo atrás señala que la economía requiere hoy mejorar herramientas prospectivas.

Markus Brunnermeier señalaba que como en la pospandemia estaba presentándose menor crecimiento, inflación más alta y más deuda, los bancos centrales están aplicando aún políticas concebidas para épocas de inflación moderada, bajas tasas de interés y crecimiento sólido. Así pues, ¿cómo debieran revisarse los marcos y los mandatos de los bancos centrales? Raghuram Rajan afirmaba que estos deben priorizar su función principal, lograr estabilidad de precios y promover la estabilidad financiera que puede amenazar su propia credibilidad.

Greg Kaplan et al. refieren que los nuevos modelos económicos deberían ayudarnos a entender la influencia de la política monetaria sobre la distribución del ingreso y de la riqueza. Por otro lado, Michael Weber desarrolla el cómo mejorar las comunicaciones de la política monetaria porque se podrían cambiar las expectativas. En suma, como no existe infalibilidad de la política monetaria sobre la estabilidad de precios, los ajustes en el interés y demanda pasan factura en términos de menor crecimiento y, por último, hay en curso una indispensable revisión de los fundamentos de la política monetaria convencional actual.