Opinión

La apuesta de Pascal en Semana Santa

"Según Pascal, si se apuesta en contra de la existencia de Dios, uno puede perder mucho".

A propósito de Semana Santa, aprovecho esta columna para divulgar una solución práctica y hasta utilitarista al debate sobre la existencia de Dios. Alguna vez escribí que no soy lo suficientemente valiente para ser ateo y que el pensamiento mágico, a lo largo de mi vida, me ha rescatado de las situaciones más desoladoras. Coyunturas en las que sin la posibilidad de que una fuerza sobrenatural, incognoscible, pudiera “ayudarme”, “darme una mano”, no sé cómo las hubiese enfrentado.

Sin quererlo, antes de que el estoicismo me planteara otras interesantes posibilidades existenciales que sucumbieron ante el “voluntarismo” del filósofo francés, ya había hecho yo, a mi manera, como muchos, la misma apuesta que nos ofrece Pascal. En Pensamientos, su libro más famoso, Blas Pascal diseña un esquema para motivar a los libertinos, agnósticos y ateos, a regresar a la fe. Esta, dice, es cuestión de voluntad, puesto que es imposible encontrar argumentos racionales sólidos que sustenten la existencia de Dios. Entonces, dice Pascal, sí hay razones sólidas que justifiquen el querer creer. Estas consisten en valorar, como en un Excel mental, las ganancias y pérdidas en una apuesta sobre la existencia de Dios.

Según Pascal, si se apuesta en contra de la existencia de Dios, uno puede perder mucho (la felicidad eterna en el cielo, por ejemplo) y ganar poco (una sensación finita de independencia en el mundo). Si uno apuesta por la existencia de Dios, concluye, uno se arriesga a perder poco y ganar mucho. Por lo tanto, zanja, es más racional creer en Dios. Esta es la transcripción más o menos literal: “Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria.

Su razón no resulta más perjudicada al elegir la una o la otra, puesto que es necesario elegir. Esta es una cuestión vacía. Pero ¿su bienaventuranza? Vamos a sopesar la ganancia y la pérdida al elegir cruz (de cara o cruz) acerca del hecho de que Dios existe. Tomemos en consideración estos dos casos: si gana, lo gana todo; si pierde, no pierde nada. Apueste a que existe sin dudar”.