Opinión

Visiones y divisiones en el exterior

La urgencia de corregir la imagen externa del Perú.

Augusto Álvarez Rodrich
Augusto Álvarez Rodrich

Se va a requerir un gran esfuerzo para corregir la distorsión profunda de la imagen del Perú en el exterior durante el último trimestre, como consecuencia de varios factores.

Primero, la participación interesada de algunos presidentes de la región, como Andrés Manuel López Obrador o Gustavo Petro, con mentiras flagrantes para favorecer y hasta liberar a Pedro Castillo, a costa de la nueva presidencia surgida tras el golpe del 7 de diciembre, el cual ni siquiera reconocen o lo atribuyen a la consecuencia de los ataques de los opositores en el Congreso, la derecha y los medios.

Segundo, la activa campaña proselitista emprendida en el exterior por gente cercana al gobierno con versiones incompatibles con la verdad. Por ejemplo, Lourdes Huanca, alguien del cogollo más íntimo de Pedro Castillo, fue a Oslo a decir que este no dio un golpe de Estado y que nunca quiso escapar del país, mientras que su exministra Anahí Durand en Madrid y el congresista Pasión Dávila en Buenos Aires sostuvieron que su vacancia fue ilegal.

Tercero, las versiones de algunos corresponsales extranjeros y plumas que escriben en medios foráneos con versiones desfiguradas de la realidad, lo que también ocurre dentro del país con la trituración cotidiana de la verdad y en donde de manera creciente el activismo reemplaza al periodismo.  La desfiguración es a favor y en contra de los dos extremos del conflicto.

Cuarto, discursos locales en los que lo más frecuente y sencillo es tomar partido por una de las partes de lo que consideran una guerra, sin considerar la complejidad de la crisis, y en donde el fin justifica los medios de la mentira, asumiendo compromisos aun a costa de discriminar la información según lo que se quiere defender.

El peso de 70 muertes en tres meses, entre civiles y fuerzas del orden, constituye un peso muy grande para proyectar la imagen de un país que, sin duda, se desangra, aunque las versiones sobre las causas de ello son muy variadas y con frecuencia poco creíbles.

Frente a ello, la Cancillería ve mellada su capacidad de acción pues el gobierno es parte del conflicto, por lo que va a ser necesario recurrir a personas que puedan ofrecer visiones equilibradas y no parcializadas de la crisis.