Agencias

Así se vive en Eagle Pass, la frontera militarizada de Texas


Con la excusa de contener la migración, tropas armadas, cercas de alambres de púas, cámaras y sensores están desplegados hace un año en la frontera de Eagle Pass, ciudad de Texas que tiene en la orilla opuesta del río Grande a la mexicana Piedras Negras. ¿Dio resultado?

El centro de la actividad militar es el parque Shelby, por décadas el lugar de esparcimiento los residentes de Eagle Pass, donde hacían picnics, mojaban sus pies en el río o paseaban en kayak, en armonía con sus vecinos mexicanos.

Pero desde la militarización, enormes contenedores montados consecutivamente bloquean el paisaje, y la zona está completamente reforzada con alambres de trinchera, que además se extienden por varios kilómetros en la ribera estadounidense.

Periódicamente, humvees patrullan por tierra, mientras en el río un deslizador militar pasa a velocidad y espanta a las aves que merodean en la zona. La mayoría son miembros de la guardia nacional de Texas y de algunos estados conservadores que enviaron soldados de apoyo.

Todo este despliegue generó una crisis con la administración anterior de Joe Biden, porque las fronteras son jurisdicción federal.

Pero ahora el presidente Donald Trump, quien declaró en emergencia la frontera sur, reforzará la seguridad enviando tropas federales a distintos puntos a lo largo de sus 3.000 km de frontera con México, 2.000 de ellos en Texas.

El sábado, medio centenar de militares se detuvo a desayunar cerca de San Antonio, a tres horas de la línea de frontera, y fueron recibidos entre aplausos por los comensales.

El gobernador Abbott, ha dicho que su estrategia defendió al país de una "invasión" e hizo caer drásticamente los cruces de migrantes en el último año.

Pero Jessie Fuentes, de 65 años, nacido y criado en Eagle Pass, recuerda que la reducción de cruces se debe a estrategias de contención en México y países de Centroamérica coordinadas con la administración Biden y no por mérito de Abbott.

-"Un show"-

"Armaron un show de unos 10 km de protección militar. Todo lo demás está abierto. Si él [Abbott] cree que eso hace una diferencia, no tiene idea de nada", comenta.

"Utilizaron a estos pobres e inocentes individuos [migrantes] como peones políticos para ganar una elección. Ganaron (...) Ahora van a enviar a miles de soldados. Y los soldados aquí, si los miras, todo lo que están haciendo es sentarse y cruzarse de brazos", considera Fuentes.

Asegura que siempre han sabido lidiar con la migración pacíficamente en la frontera y que nunca hubo el peligro pregonado por Trump. "Para alguien que tiene una familia que ha vivido en la frontera durante más de 200 años, puedo decirles que está mintiendo", sostuvo.

El paisaje ribereño no solo está alterado por los alambres de púas sino también por obreros que, con maquinaria pesada, construyen más muros fronterizos en la ciudad de Quemado, vecina de Eagle Pass.

-"Más seguros"-

Fuentes maneja un negocio de paseos en kayak por el río Grande, severamente afectado por la militarización y por la instalación en 2023 de boyas para dificultar el cruce de migrantes, una instalación que fue ampliada esta semana.

"Ahora, en la frontera no solo tenemos al gobierno estatal, sino también al gobierno federal que viene con toda su fuerza. Muchas personas de esta comunidad están agotadas, tienen miedo de las repercusiones si hablan", dice.

Trump también amenaza con deportaciones masivas de indocumentados.

"Tenemos un presidente que hizo campaña con una plataforma de odio y racismo", comenta Fuentes. Recuerda que Abbott reclama por el tráfico de personas pero fue él mismo quien colocó a los migrantes en buses y los mandó dentro de Estados Unidos, generando una crisis.

Para María Aguado, de 25 años, quienes más temor sienten frente a los migrantes son aquellos que como ella viven en ranchos vecinos a la frontera y a veces encuentran desconocidos pasando la noche en sus establos.

"Creo que el envío de tropas de Donald Trump hará disminuir la actividad migratoria y creo que me sentiré más segura de estar en el rancho y no tendré que preocuparme por quien entra", detalló.

Pese a la presencia militar, Eagle Pass mantiene su rutina. Este último viernes, adolescentes y sus padres participaban de una exposición de ganado.

Allí está Ismael Castillo, de 51 años, para quien la migración puede haber causado problemas pero al final "todas estas personas no están aquí para hacer daño a nadie. Solo quieren mejorar sus vidas y la de sus familias".

"Podemos coexistir pacíficamente con el río y México. No tenemos que poner alambre de púas o soldados con armas. Eso nunca ha sido necesario. De repente tenemos a toda esta gente haciéndonos creer que nuestra frontera es todo un asunto de invasión criminal extranjera, lo cual ni siquiera es cierto en absoluto", considera Fuentes.

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