Una palestina cuenta su aislamiento en una cárcel de Israel
Cuando bajó del autobús que transportaba a decenas de palestinos excarcelados por Israel, Khalida Jarrar, figura del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), no podía hablar después de haber pasado seis meses en una celda de aislamiento.
No fue hasta el día siguiente que encontró las palabras para denunciar a AFP los "malos tratos" en la cárcel, acusaciones rechazadas por la administración penitenciaria de Israel.
Diputada del Parlamento palestino, que no se reúne desde 2007, la mujer de 61 años forma parte de los 90 presos excarcelados por Israel en el marco de un acuerdo de tregua con Hamás que también permitió la liberación de tres rehenes cautivos del movimiento islamista en Gaza.
El acuerdo llegó después de más de 15 años de una guerra devastadora en la Franja, desencadenada por un ataque sin precedentes del grupo palestino contra el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
La militante feminista es miembro del buró político del FPLP, un movimiento de obediencia marxista y catalogado como "organización terrorista" por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea.
Cuando llegó a Ramala, en Cisjordania ocupada, estaba irreconocible: el rostro pálido, el pelo canoso, el semblante aturdido.
"Era la primera vez que hablaba con un ser humano después de seis meses de aislamiento en mi celda", explica un día después a AFP, ya con el cabello teñido de negro.
- Historial de detenciones -
Jarrar dirige también la organización Addameer, que defiende a los presos palestinos en Israel. Ha estado en varias ocasiones en detención administrativa en Israel, una medida controvertida que permite una retención indefinida sin inculpación formal.
La última ocurrió en diciembre de 2023, después de 20 meses de detención entre 2018 y 2019, acusada cada vez de "amenazar la seguridad del Estado".
Entre 2019 y 2021 pasó dos años en prisión. En ese tiempo falleció repentinamente su hija Suha, a los 31 años, y no pudo asistir a su funeral.
En 2015, un tribunal militar presentó quince acusaciones contra ella, algunas por haber dado entrevistas, discursos y conferencias o por haber participado en marchas pidiendo la liberación de presos palestinos.
"Desde 1967, las condiciones jamás han sido tan duras como ahora", afirma esta militante palestina, que evoca "los frecuentes ataques", "la aspersión regular de gas" y "raciones de comida insuficientes y de mala calidad".
También denuncia la "política de aislamiento practicada por las autoridades de ocupación".
Los detenidos palestinos en prisiones israelíes son "tratados como si no fueran seres humanos", afirma Jarrar, que considera esta cuestión como "una causa nacional" palestina.
- "Cementerios" -
Un día después de su liberación, Jarrar recibe a decenas de simpatizantes que la vinieron a felicitar.
A su lado está Abla Saadat, esposa del secretario general del FPLP Ahmed Saadat, liberada también tras haber sido puesta en detención administrativa en septiembre de 2023.
Su marido lleva detenido por Israel desde 2002 por su presunta implicación en varios atentados.
Pero Abla Saadat está en peligro de volver a la cárcel. Afirma que recibió, el mismo día de su liberación, una decisión para prolongar por otros seis meses su detención administrativa.
"La acusación presentada contra mí es perturbar la seguridad del Estado, sin que sepa cómo", denuncia.
Las cárceles "se han convertido en cementerios donde los presos palestinos se sienten hacinados", lamenta Saadat, directiva de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas, también considerada "organización terrorista" por Israel.
Después del ataque del 7 de octubre, organizaciones de defensa de los derechos humanos alertan de un deterioro de las condiciones de detención de los palestinos y evocan "malos tratos sistemáticos" y "tortura".
Como Jarrar, Abla Saadat ha pasado varios periodos en prisión. Pero su última encarcelación "ha sido la más difícil", afirma.
"Cada vez me detienen simplemente porque soy la mujer de Ahmed Saadat", afirma.
En una respuesta a AFP, las autoridades penitenciarias de Israel desmintieron las acusaciones de las dos militantes.
"No estamos al tanto de estas alegaciones. Según nuestras informaciones, no se ha producido ningún incidente de este tipo en las cárceles bajo nuestra responsabilidad", sostuvieron.
"Los detenidos tienen derecho a presentar una denuncia, que será examinada minuciosamente".
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